Más de lo mismo

Una vez más, el Deportivo de Pepe Mel nos dio calabazas lejos de Riazor. Es cierto que sumó un punto pero la imagen del equipo fue vulgar. Y no es nuevo. Cuando se sale a jugar con la idea de que no te hagan goles nada puedes ofrecer. El Dépor desperdició en Ipurúa una buena oportunidad, otra más, de hacerle daño a uno de los presuntos equipos que al final de la temporada lucharán para mantener la categoría. Igual que lo hará nuestro Deportivo si las cosas no toman otro rumbo porque aquí nadie te va a regalar nada. Además, seguimos careciendo de gol, algo tan básico en el fútbol para ganar partidos. Y esta situación complica todavía más las aspiraciones de un club obligado a reinventarse en la parcela deportiva ya que en  materia económica prefiero no entrar porque cuando se habla de millones de euros sobre los activos y pasivos del club mi estómago padece el llamado síndrome de las mariposas.

Las necesidades deportivas de la entidad están a la vista y eso se notó frente al Eibar y en otros muchos encuentros. La conclusión no es otra que seguimos sin ganar lejos de Riazor y que como local tampoco estamos muy brillantes a pesar de los pírricos  triunfos ante Alavés y Getafe. Así las cosas, el optimismo reina por su ausencia en una afición que sigue observando de reojo el futuro de Pepe Mel en el banquillo. Lo cierto es que el madrileño, desde que llegó al Dépor en la jornada 25 del curso pasado, lo más destacado que hizo fue derrotar al Barcelona en Riazor en una tarde memorable para el deportivismo. A partir de ahí, más sombras que luces que nos llevaron a un sufrimiento enorme y que hoy día, parece no tener fin.

Lo que sí suscribo es la valentía del técnico en Ipurúa dándole la oportunidad al meta fabrilista Francis. Pero voy más allá. En el Fabril, en la cantera, tiene que estar la clave de un futuro y nuevo Deportivo. Lo que sí dudo es que la afición posea esa paciencia necesaria para afrontar semejante determinación. Sería un debate bonito.

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