Silvia Santiso tiene un plan

Silvia Santiso Sanmartín (A Coruña 1988) no se lo pensó dos veces y dejó a un lado lo que más quiere, su familia y sobre todo a su abuelo Santiso, al que tiene un enorme apego y una complicidad admirable, para arriesgar su futuro en otro país. Al final se decidió por Escocia y establecerse en la majestuosa Edimburgo. Atrás deja una vida fácil y cómoda y un trabajo donde mantenía una relación excelente con sus jefes y compañeros. Pero quería más. Evitaba acomodarse a lo que ella consideraba rutina y una vida en la que no vislumbraba un futuro claro. Sus ganas de conocer mundo, otras costumbres, otro ritmo de vida, le llevaron a embarcarse en una aventura donde su juventud y espíritu aventurero le traerán, seguro, todo lo bueno y positivo que ella espera y merece.
Silvia se fue con la idea de cambiar su mundo y en busca de una vida diferente. Como ella dice, su historia no es la de una inmigrante al uso. Terminó su grado en RR.HH., ahorró durante dos años aprendiendo inglés y, al fin, puso su plan en marcha. Cuando llegó a Edimburgo, se alojó en un hostel, que es algo así como un hotel pero un poco más cutre. Me explica que los hay en todas partes y son una solución muy recurrente cuando viajas con el presupuesto justo. Después de estar un par de semanas acabó encontrando piso y se mudó. Allí compartió cenas e historias con varios chicos y chicas diferentes. Algunos se quedaban un día, otros una semana… Aprendía tanto e hizo tantos amigos que, asegura, volvería a hacerlo aunque pudiera pagarse una habitación de hotel para ella sola.
Ahora vive con una chica alemana y otra brasileña, y es parte de la familia que tiene allí. Y es que cuando estás fuera y conectas con la gente, se convierten en parte de tu vida personal, porque por muy feliz, integrado y emocionado que estés con tu aventura, siempre hay momentos en los que piensas en los tuyos y te entra esa cosa tan nuestra que es la morriña.

Silvia Santiso tiene un plan

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