Para ser fan de Eurovisión uno tiene que estar predispuesto al drama. Como por ejemplo, que el jurado del Benidorm Fest decida dejar a Tanxugueiras fuera de la final y sea el público quien tenga que asegurar su presencia dándoles la mayoría de los votos. La segunda condición para el verdadero seguidor del festival es entregarse a las teorías de la conspiración y proclamar ideas tan dispares como, por ejemplo, que el jurado no quiere que las representantes de España canten en gallego o que hacer que no se clasifiquen es una estrategia para provocar que los espectadores voten en masa. Claro que, y aquí viene la tercera condición, la elucubración, sea por un motivo, por otro o por ninguno de los anteriores, pone muy difícil que las gallegas vayan a ganar el sábado.