De radares, pedagogía y esperanza

De radares, pedagogía y esperanza
Un radar pedagógico | AEC

El Ayuntamiento coruñés no ha perdido la fe en la humanidad y eso es algo precioso. En concreto, confía ciegamente ya no solo en el civismo de los conductores sino también en su capacidad de aprendizaje. Qué emoción, sentirse así de valorado por los mandatarios municipales; a algunos es de lo más bonito que les va a pasar en años. Vamos, que casi están deseosos de que se instalen los radares pedagógicos para poder corresponder como se merece a semejante muestra de aprecio. El Gobierno local ha anunciado que  los colocará en puntos clave de la ciudad para hacer recapacitar a los que van al volante sobre la velocidad excesiva a la que transitan en muchas ocasiones. Porque no es lo mismo ignorar deliberadamente el cuentarrevoluciones del coche que girxar la cabeza para no ver la pantalla del radar. Ni siquiera hace falta fijarse mucho, ahí está la clave: si no les da tiempo a ver el número al pasar es que van demasiado rápido. Lo mínimo es levantar el pie del acelerador y agradecer que el Consistorio prefiera la pedagogía a las multas.

De radares, pedagogía y esperanza

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