11º-26º
sábado | 20 abril | 2024
La Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor (Adeac) asegura que los análisis de las aguas de playas para la obtención de Bandera Azul los hacen laboratorios o farmacéuticos independientes y que son “imposibles de manipular”. Su vicepresidente, José Palacios, indicó que nunca prosperaron las denuncias porque esos controles fuesen falsos o estuvieran manipulados, pues de lo contrario se estaría ante un delito. “Si hay alguien que los ponga en duda lo que debe hacer es demostrarlo”, precisó. Y dijo que se dieron casos en los que los resultados dieron negativo y los concellos afectados reclamaron, pero no prosperaron sus intenciones.
Palacios ahondó en el asunto al señalar que en las tres décadas transcurridas desde que se otorga la Bandera Azul se realizaron más de 180.000 análisis y ninguno falló, por lo que “estamos tranquilos”. Agregó que entre mayo y octubre de 2017 se hicieron 10 análisis en cada playa que opta al distintivo y que deben de obtener la calificación de agua excelente para lograrlo, junto a otros criterios que son oficiales para toda España y en la Unión Europea. Advirtió que en el caso de O Saltiño-Barraña si se produjeron vertidos fue con posterioridad, pero esos ya no los pudieron controlar desde Adeac.
Con estas palabras respondió a los residentes en esa zona boirense que expresaron su sorpresa ante la concesión de la Bandera Azul a esa playa a pesar de que se registraron vertidos de aguas fecales o contaminantes procedentes de la estación de bombeo, tanto la que hay en el muelle de Chouza y en Esteiro. Palacios dijo que el Concello boirense no reclamó cuando perdió la Bandera Azul de la playa de Mañóns, pues sabía como estaba la situación pero que se esforzó para recuperarla este año. Considera injusto que en localidades próximas los gobernantes decidan dejarlas desprovistas de la Bandera Azul, en la que el criterio de la seguridad de los ciudadanos es el más relevante, por lo que nunca bajarán sus exigencias en ese sentido.
José Palacios resaltó que un trabajo del Grupo de Investigación de Actividades Acuáticas y Socorrismo de la Universidade de A Coruña, junto con Adeac y la Fundación Mapfre, concluyó que en 2016 y 2017 se salvaron más de 200 vidas al practicar la RCP con desfibriladores, por lo que ahora es obligatorio ese material, y se realizaron más de 3.000 rescates complicados en los que se salvaron las vidas de personas. l
