“O Chiclé” declara que “mi intención no era matar a Diana” y negó que la violase

“Sin darme cuenta” y “mi intención no era matarla”. Con estas expresiones fue con las que el rianxeiro José Enrique Abuín Gey, “O Chiclé”, mantuvo ayer ante el jurado popular su versión de que la muerte de Diana Quer se produjo de forma accidental al ejercer una fuerte presión sobre su cuello con mi mano, y negó repetidas veces que la violase. Manifestó que regresaba hacia su coche tras robar garrafa y media de combustible del depósito de un camión y que se encontró de frente con la joven madrileña, a la que dijo que confundió con una feriante. Por miedo a que lo delatase, ya que tenía suspendida una condena por narcotráfico, y que si volvía a delinquir podría devolverle a la cárcel, fue cuando se dirigió a ella y la agarró del cuello con la mano derecha. Dijo que Diana reaccionó echándose para atrás y que incluso le dio un pequeño empujón, y añadió que, de manera impulsiva, él le puso la mano izquierda detrás sin percatarse de la fuerza que ejercía, y que cuando se dio cuenta ella ya no se movía, que la golpeó dos veces en la cara y fue cuando creyó que estaba muerta.

Todo ello lo indicó en su declaración en la primera sesión del juicio que se sigue contra él en la sección compostelana de la Audiencia Provincial por los delitos de detención ilegal, agresión sexual y asesinato, que motivan la petición de la prisión permanente revisable por la acusación, mientras que la defensa sostiene que se trató de un homicidio involuntario, con 2,5 años de cárcel de condena. El procesado respondió en poco más de una hora, con tono aparentemente sereno y aportando muchos detalles, a todas las preguntas de las partes -la gran mayoría formuladas por la Fiscal-, a excepción de la relacionada con el secuestro e intento de agresión sexual a una chica de Boiro a finales de 2017, por lo que fue juzgado y condenado.

 Enrique Abuín insistió en que salió con su Alfa Romeo con cuatro garrafas en el maletero para “robar gasóleo”, algo que intentó en Boiro y Palmeira, pero no encontró lo que buscaba, por lo que dijo que fue hasta A Pobra, en donde había dos camiones que parecían servirle junto las caravanas de los feriantes en la Rúa Venecia. Negó en repetidas ocasiones que su acercamiento a la joven madrileña tuviera una motivación sexual y también que la raptase a la fuerza, ni que le quitase el teléfono móvil cuando iba escribiendo en él. Precisó que tras comprobar que estaba muerta, cargó con el cuerpo y lo subió a los asientos traseros de su coche, con el que se dirigió hacia el polígono industrial de A Tomada, para luego seguir por la Autovía do Barbanza, y que su primera intención era dejar el cadáver en la ría, en donde tiró el teléfono móvil de Diana Quer desde el puente de la Autovía que une Cespón y Taragoña, pero que desistió al haber gente en el muelle.

Ante esa situación, “O Chiclé” manifestó que entonces recordó que había una nave abandonada cerca de la casa de sus padres en Asados -antiguamente fue una fábrica de gaseosas y más recientemente una mueblería-, a la que acudió otras veces para hacerse con madera y muebles, y decidió llevar el cadáver allí. Detalló que introdujo por la parte trasera de la nave su vehículo, del que sacó a Diana, le quitó las prendas y calzado que llevaba puestos por si había restos del Alfa Romeo, pero que no le quitó la ropa interior, la cogió por las axilas y la sentó en la boca del pozo, donde la introdujo, empezando por las piernas. El acusado precisó que como el cadáver se quedó flotando boca abajo, cogió dos bloques de cemento que había en la nave y los sujetó a un cable para lastrar el cuerpo, pero continuó en la superficie del agua. Dijo que desconocía la procedencia de un brida que apareció en el cabello de Diana, así como de dos cintas adhesivas que aparecieron en el pozo, y negó que regresase días después a donde dejara el cadáver y que no lo volvió a manipular.