Desalojado un pobrense que se atrincheró en la casa de su padre, al que amenazó con un cuchillo

Un amplio despliegue de efectivos de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic) de la Guardia Civil desalojó a las tres de la tarde de ayer al pobrense A.R.F., de 27 años, que desde poco antes de la diez de la noche del miércoles se atrincheró en la vivienda de A Ribeiriña en la que reside su padre, después de que supuestamente lo agrediese e incluso lo amenazase con un cuchillo. Fue una docena de agentes de la Benemérita la que acudió hasta ese lugar, después de que varias patrullas de la zona se turnasen en la custodia de dicho domicilio, para tratar de poner fin a una situación que se prolongó durante más de 17 horas.

Al parecer, este joven reside en una vivienda de la familia en el lugar pobrense de Pontebarbanza y acudió al domicilio paterno cuando este aún no regresara, y cuando lo hizo se inició una discusión y pelea, de la que el progenitor pudo escapar para pedir auxilio. Lo hizo mediante llamada telefónica a la Policía Local, indicando que su hijo estaba muy agresivo, que lo golpeó y que esgrimía un cuchillo con el que le había amenazado. Los agentes municipales, tras solicitar el apoyo de la Guardia Civil, acudieron a ese domicilio, situado enfrente del bar O Tatano y pegado a la carretera comarcal AC-305. Ante todos los intentos realizados para que A.R.F. les abriera la puerta del primer piso en el que se atrincheró y saliera voluntariamente, el joven les respondió encerrándose en el interior. Parece ser que las instrucciones que había de los superiores eran de no usar la fuerza, salvo que fuera estrictamente necesario, aparte de que se desconocía lo que podría pasar dentro. Por ello, esperaron a que el supuesto agresor sucumbiese y se entregase, algo que no hizo.

Desde el exterior se podía apreciar como ese joven abría persianas y movía las cortinas, al parecer, con la intención de ver lo que pasaba fuera. Cuando se acercaba el mediodía incluso abrió la ventana de una galería para dirigirse a los agentes diciéndoles que se quitasen los disfraces y se fueran a trabajar, y que acudieran los verdaderos guardias civiles. A las tres de la tarde llegaron otros cuatro todoterrenos del instituto armado que se sumaron a los dos que ya custodiaban la casa. Sus miembros hicieron uso de un ariete para derribar la puerta del piso en cuyo interior estaba A.R.F., que se mostraba agresivo, por lo que los sanitarios tuvieron que pincharle, una operación que repitieron al llegar al portal del edificio pues mantenía esa actitud. Cuando se tranquilizó, lo subieron en una camilla a la ambulancia del 061, en la que fue evacuado al Hospital do Barbanza, con personal facultativo y un agente de seguridad dentro, y custodiada por un coche patrulla de la Guardia Civil.