Diana Quer sufrió algo “espantoso” antes de morir, según la posición rígida en que se halló su cadáver

Diana Quer sufrió algo “espantoso” antes de morir, según la posición rígida en que se halló su cadáver
Diario de Arousa-2019-11-16-014-71188335

“¡Qué horror!, ¡qué horror!”. Esa expresión repetida varias veces por un miembro del jurado popular designado en el caso por el crimen de Diana Quer al visualizar las duras imágenes de la postura en la que fue hallado el cuerpo la de la malograda joven madrileña del pozo de la nave de Asados en el que fue hallado, resume bien a las claras lo reveladora que fue la cuarta sesión del juicio que se sigue contra el único acusado, el rianxeiro José Enrique Abuín, alias “O Chiclé”, por los delitos de detención ilegal, agresión sexual y asesinato. Otros integrantes del tribunal popular reaccionaron con sollozos y rostros desencajados al ver las grabaciones con cámara subacuática del cuerpo de Diana y al escuchar el relato de los buzos de los GEAS de la Guardia Civil que extrajeron los restos mortales de la malograda joven madrileña del aljibe de la nave abandonada de Asados en la que permaneció 497 días.  Además, el padre de la joven fallecida, Juan Carlos Quer, y su hija Valeria -no pudo contener las lágrimas y se apoyó en el hombro de su progenitor mientras el jurado veía las imágenes, e incluso fue atendida por personal sanitario-, abandonaron temporalmente la sala de vistas al no poder soportar lo que estaban escuchando.

La extrema crudeza de las mismas provocó que el presidente de la sala, Ángel Pantín, insistiera en que se extremase el cuidado para que nadie más que los que estaban en el estrado, es decir, integrantes del tribunal y las partes, pudieran verlas por las pantallas. Mientras, el procesado evitó en todo momento mirarlas, dándoles la espalda y como si la cosa no fuera con él, pese a tener a su derecha y a escasos centímetro un monitor para poder hacerlo.

Ayer declararon dos buzos -Manuel Ángel Ruiz, coordinador de buceo de Salvamento Marítimo, y Manuel García, miembro del grupo de rescate de los Bomberos de A Coruña-, con una dilatada trayectoria profesional, que participaron en la reconstrucción del momento en el que “O Chiclé” arrojó a Diana Que al pozo. Uno de ellos se refirió a la posición arqueada de las piernas del cuerpo de la joven madrileña, -“bastante abierta a la altura de la zona pélvica”, según llegó a decir la fiscal, Cristina Margalet-, algo que describió como una “postura totalmente anormal y antinatural, no hay por donde cogerlo”. Expresó su convencimiento de que “Diana sufrió un episodio de dolor y gran pánico antes de morir. Si antes de morir tienes algo que te sobrecoge, una situación de estrés, shock o un pánico muy grande, el cuerpo como respuesta puede producir una adrenalina tan grande que te genera un bloqueo, rigidez. Antes de morir sucedió algo espantoso”, insistió el submarinista.

Remover conciencias 
Estas consideraciones surgieron a preguntas de la Fiscalía, que trató de remover las conciencias del jurado con el visionado de esas imágenes así como las grabaciones de la extracción del cuerpo de Diana del pozo, con la clara intención de buscar que el crimen tuvo un móvil sexual, pues de ello depende que se imponga al acusado la prisión permanente revisable. Frente a eso, la abogada de “O Chiclé”, Fernanda Álvarez, mantiene la ausencia de vestigios biológicos sobre la comisión de ese tipo de acción por parte de su cliente, para desacreditar que se produjo una violación.

De “antinatural” también coincidió en calificar la postura del cadáver el buzo de los GEAS de la Guardia Civil que realizó la inmersión en el pozo para el levantamiento del cadáver. Dijo que accedió en posición invertida, con la cabeza hacia el fondo, para llegar hasta donde se encontraba el cuerpo de Diana, algo que se había comprobado previamente al introducir una cámara subacuática. Aunque precisó que se encontró el cadáver completo “e hiperextensionado”, también tuvo que hacer una segunda entrada cuando se lo pidieron ya que le indicaron que le faltaban la cabeza y las manos, pues se habían desprendido en las maniobras de extracción, pese a la delicadeza con la que las realizaron. 

Este buzo, que detalló con profusión las labores de rescate del cuerpo, dijo que tuvo que sujetarlo junto a su compañero -declaró por videoconferenca desde Pamplona-, que estaba unos metros más arriba, para evitar que subiera de repente debido a la fuerza vertical que hacía un cadáver hacia la superficie al cortar el cable que le rodeaba la cadera y soltar los bloques de 18,400 kilos que lo lastraban. Este buzo afirmó que no vio la brida enganchada en el pelo debido a que el agua limpia que había previamente se tornó turbia al agitarse por causa de la entrada de otros cuerpos y por la pérdida de fluidos y piel descompuesta. El compañero que estaba más cerca de la superficie indicó que su labor era para acompañar en las labores de reflotar el cuerpo de la joven y evitar que se desmembrada, algo que se lamentó que no hubieran conseguido. En su caso, indicó que percibió la brida enmarañada en el pelo de Diana cuando el forense manipuló el cráneo, pero no antes.

Ayer también se contó con la declaración de la buceadora profesional Ana Ayuso, que protagonizó el simulacro o reconstrucción del sumergimiento que se llevó a cabo el 20 de noviembre de 2018 en un tanque de agua dulce y muy fría en Cartagena, y aclaró que la eligieron a ella por sus características físicas -peso, altura y constitución, muy similares a las de Diana Quer. Manifestó que recuerda esa experiencia “perfectamente y con horror”. Detalló que también la lastraron, además de con un cinturón con un par de pesos para realizar una compensación,  con dos bloques de adobe, lo que hizo que resultase “físicamente imposible mantenerse a flote” porque no podía desprenderse. Esta afirmación de que el cuerpo se sumergió desmonta otra parte de la versión dada en la primera sesión del juicio por el acusado de que el cuerpo de su víctima flotaba. 

El lunes se retomará en la sección compostelana de la Audiencia Provincial el juicio con las declaraciones de dos agentes que intervinieron en la investigación, uno de ellos también en los análisis biológicos; otros tres agentes que participaron en las inspecciones oculares; un amigo de Diana, una conocida de “O Chiclé” y una pobrense.

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