La “okupación” de una vivienda en el barrio de San Lázaro suscita una gran preocupación en el vecindario

Una vivienda ubicada en el barrio pobrense de San Lázaro en la que vivieron durante muchos años los hermanos Manuel y Carmen hasta que murieron, ha estado deshabitada desde entonces. Sin embargo, desde hace aproximadamente tres semanas, esta casa que heredaron varios sobrinos, ya tiene nuevos moradores, después de enchar abajo una verja y forzar una puerta. Se trata de una pareja okupa que según algunas personas, serían dos riveirenses, que se han apoderado de ese inmueble y no parecen estar dispuestos a dejarla por las buenas. De hecho, nada más tenerse conocimiento de que ese hombre y la mujer, que superan los 40 años, se pusieron los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, que movilizó a sus efectivos. Oese a los esfuerzos realizados, no lograron convencerlos para que se fueran de la casa. Lo que les dijeron a los dueños es que no lo tienen nada fácil para echarlos, salvo a través de la vía judicial.
Mientras tanto, los vecinos del entorno de la vivienda en cuestión expresaron su preocupación por el hecho de que se empiece a extender por la zona ese tipo de practicas de okupar inmuebles sin la autorización de los dueños y que no consigan que se vayan de ellos voluntariamente. Aunque algunos residentes en el barrio indicaron que les saludan con normalidad cuando los ven y no parecen tener comportamientos extraños, señalan que no es plato de buen gusto que a una persona le invadan una de sus propiedades de esa manera. Precisaron que a esos dos okupas ya los pudieron ver arreglando la finca o huerta que tiene esa propiedad e incluso estuvieron pintando la fachada hace unos días, en una jornada de lluvias, algo que les extraño, pues no es lo recomendable para que se adhiera perfectamente a la pared.
Este periódico pudo contactar ayer, en el lugar boirense de Escarabote, con una parte de los propietarios de esa vivienda, pero por el momento declinaron hacer cualquier tipo de declaración al respecto. Ello se debe a que parecen haber depositado buena parte de sus esperanzas en que la acción de la Justicia les pueda dar una solución, después de que pusieran esos hechos en conocimiento de la autoridad judicial correspondiente.