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viernes | 19 abril | 2024
La comisaría ribeirense del Cuerpo Nacional de Policía está intensificando en las últimas semanas la realización de controles rutinarios con la finalidad de tratar de erradicar uno de los principales problemas que afectan a la capital barbanzana, que no es otro que el tráfico de drogas. Entre la tarde y noche del martes, las tres patrullas de seguridad ciudadana que estaban de servicio montaron un dispositivo de vigilancia, con sus vehículos oficiales apostados en diferentes lugares de la ciudad, como el aparcamiento disuasorio situado en Abesadas.
En torno a las once y cuarto de la noche vieron pasar por delante de ellos un vehículo de alta gama, de la marca BMW y de color blanco, en el que iba una persona de la que sospechaban que podría dedicarse a la venta de estupefacientes, salieron detrás de él y lo sobrepasaron para luego atravesarse delante del mismo en la parte alta de la Avenida Rosalía de Castro, para que no pudiera seguir su camino y poder realizar las pertinentes comprobaciones sobre si llevaba o transportaba drogas.
Seguidamente, al lugar llegaron los otros dos zetas, en los que iban dos policías uniformados en cada uno de ellos, para participar en un exhaustivo registro del vehículo, así como en el cacheo a sus dos ocupantes, una mujer de unos 40 años, que dio muestras de estar muy nerviosa y que no parecía querer facilitar que la registrasen, y su actual pareja, un hombre de unos 39 años. Los agentes de la comisaría de Ribeira estuvieron inspeccionando en profundidad y hasta más pequeño recoveco del habitáculo del coche -al parecer está a nombre de su hija de 12 años-, así como el maletero y la parte delantera en la que se ubica el motor, pero después de una hora de búsqueda no encontraron nada, y los dejaron marchar, y ellos regresaron a la comisaría.
El amplio dispositivo, con media docena de policía nacionales uniformados y tres vehículos con las rotativas encendidas, llamó la atención de los pocos viandantes que pasaban por esa zona a esa hora y de los residentes en los edificios de esa céntrica calle de Santa Uxía, muchos de los cuales siguieron las evoluciones de dicho registro desde sus ventanas y balcones, aunque algunos también bajaron a la calle e hicieron diversos comentarios sobre los ocupantes del coche interceptado y de los que dijeron que conocían.l
