10º-22º
jueves | 25 abril | 2024
A la altura de la vivienda número 41 de la Rúa Curros, en Castiñeiras, y con seis efectivos policiales encima para reducirlo, concluyó la persecución iniciada por una patrulla de la Policía Local ribeirense a un Audi A3, a cuyos mandos se había puesto instantes antes un aguiñense de 42 años. Los agentes municipales habían acudido a ese lugar para controlar el horario de cierre de los negocios de hostelería como consecuencia del toque de queda de las once de la noche, cuando se percataron de que ese individuo, tras salir de un bar situado cerca del puerto de dicha parroquia, se situó en el asiento del piloto y emprendió la marcha sin encender las luces.
La patrulla de la Policía Local observó como se incorporó a la carretera DP-7307 desde un aparcamiento para dirigirse hacia Aguiño y, según relataron los agentes, a punto estuvo de colisionar contra otro automóvil que iba en la misma dirección y que tuvo que frenar bruscamente para evitar el choque. Tras esa secuencia, esos efectivos de las fuerzas de seguridad encendieron los rotativos y señales acústicas del coche patrulla para darle el alto, pero el conductor del Audi A3, lejos de detenerse, aumentó la velocidad y se dio a la fuga sin luces y evidenciando dificultades para no salirse de su carril. Posteriormente, giró a la derecha para acceder a la citada Rúa Curros, por donde continuó su huida hasta que, a la altura del número 41, no pudo seguir debido a que se sumó la circunstancia de que a un lado había un vehículo aparcado y de frente circulaba otro vehículo, por lo que le cortaron el paso.
Por su parte, la dotación policial le cortó el paso por detrás y, acto seguido, le pidió que apagase el motor, que pusiera las manos a la vista y que permaneciera dentro del coche. Pero, el conductor hizo caso omiso a esas indicaciones, se apeó de su vehículo y se encaró con los agentes, que detectaron sus dificultades para mantener la verticalidad, así como un fuerte olor a alcohol. Entonces, le informaron que debían hacerle la prueba de alcoholemia, pero el conductor se negó reiteradamente, “mostrando una actitud despectiva y agresiva con los policías locales, pese a que estos últimos le indicaron que incurriría en un delito de desobediencia de persistir en su actitud”, detallaron.
Ante esa tesitura, los agentes municipales solicitaron el apoyo de la Policía Nacional, que acudió con dos patrullas. Tras reiterarle en presencia de estos últimos que debían someterlo a la prueba de alcoholemia, se volvió a negar y golpeó el techo de su coche con su teléfono móvil y, según fuentes municipales, “xirouse cara os axentes en actitude ameazante e cos brazos levantados”. En ese momento, procedieron a su detención, a la que opuso resistencia -una auxiliar resultó herida en el dedo de una mano-, razón por la cual se vieron obligados a reducirlo y sujetarlo entre los seis policías para ponerle las esposas e introducirlo en el vehículo policial.
Los agentes que intervinieron indicaron que durante el traslado hasta la comisaría el arrestado se golpeó la cabeza contra la mampara de seguridad, contra la que también dio patadas, profiriendo insultos y gritando de forma agresiva. Una vez en las dependencias de la Policía Nacional, fue preciso solicitar los servicios de una ambulancia de Soporte Vital Básico (SVB) de Urxencias Sanitarias-061 Galicia, con base en la capital barbanzana, para que sus personal técnico asistiese al detenido debido a la agresividad que mostraba y, de ese modo, evitar que se autolesionase durante su estancia en los calabozos. El aguiñense de 42 años detenido pasó ayer a disposición del titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de Ribeira, que decretó su puesta en libertad con cargos. Poco después, acudió a recoger su vehículo, que había sido inmovilizado y trasladado por la grúa al depósito municipal en el lugar de Cruxeiras. l
