Los residentes en los barrios de Deán denuncian unos olores nauseabundos desde hace días

Los residentes en los barrios ribeirenses de Deán Grande y Deán Pequeño llevan varios días en los que casi no hablan de otra cosa: unos olores nauseabundos que se respiran en plena calle y que incluso se están apoderando de sus casas. Están altamente preocupados por esa situación, pero mucho más por el desconocimiento que tienen de cual puede ser la causa de los mismos. De hecho, ninguno se atreve a apuntar en alguna dirección, pues señalan que no tienen garantías de lo que puedan decir. Alguno incluso lo llega a comparar con el que hace ya varias semanas denunciaron algunos conductores que estaban percibiendo al circular por la AC-550 (Cee-Ribeira) al entrar en la zona de Xarás, pues alguno de ellos dijo que se vio afectado también por ello y es muy similar.

Una de las vecinas dijo que desde el pasado fin de semana ya lo estuvo comentando con su hija, pero que no hicieron nada porque sospecharon que sería algo pasajero, pero apuntó que en los últimos días la situación, lejos de solucionarse y poner fin a ese problema, ha empeorado. Es por ello que han decidido hacerlo público para que las autoridades o a quien corresponda adopten las medidas necesaria para acabar con esos hedores. Un vecino de las proximidades dice que los responsables políticos deberían bajas más a menudo para saber cuales son sus necesidades y problemas del día a día de los ribeirenses.

Los afectados señalan que la zona en la que ese olor pestilente se percibe de una manera especial en el margen izquierdo de la Avenida de Ferrol en sentido bajada hacia la rotonda de Padín, y concretamente a partir de que termina la urbanización del Mirador de Padín, en donde se encuentran las oficinas del departamento municipal de Servicios Sociales y el Centro de Información á Muller (CIM) hasta el final del núcleo de casas de Deán Grande. Precisaron que han tenido que cambiar sus hábitos y ya no pueden abrir las ventanas para ventilar como era habitual, pues ese olor nauseabundo se mete en sus casas, y de igual modo les sucede cuando ponen a tender la ropa, pues esta última se impregna de él y luego hay que volver a lavarla varias veces para lograr que se vaya.