RIANXO-La corporación local lamenta el gran vacío que deja la muerte de Carlos Gey

Carlos Gey se llevó a la tumba un pedacito de Rianxo en la insignia del Concello que se le entregó a su familia en un acto íntimo y que sus hijos le pusieron en el pecho, después de que Joaquín Domínguez, compañero de grupo municipal, les dijese que estaba seguro de que su padre se sentiría orgulloso de llevarla. Pero, sobre todo, se llevó la pasión que tenía por el municipio y la política “para construirmos desde o concreto, desde a parroquia, desde o Concello, desde a bisbarra, un mundo mellor”. Estas últimas palabras las pronunció el alcalde rianxeiro, Adolfo Muiños, sacando las fuerzas de flaqueza que no impidieron que al inicio de su intervención se le pusiera un nudo en la garganta que casi no permitía entender sus palabras, y que fueron un símbolo del gran vacío que deja en la vida municipal, volcado en numerosos proyectos, especialmente en el PXOM.
Fue en el transcurso de un pleno extraordinario “in memoriam” del primer teniente de alcalde, en el que, en nombre de los concejales y trabajadores municipales trasladaron, trasladó el más sentido y sincero pésame, “acompañando neste momentos de dor e ausencia á súa dona, fillos, así como aos irmáns e toda a súa familia”, y le mostró un hondo respeto y afecto a PSOE de Rianxo y de la comarca. La corporación tomó los acuerdos de decretar tres días de luto oficial en los que las banderas del consistorio ondearán a media asta, suspender las actividades institucionales durante este tiempo de luto y ponerse a disposición de la familia para participar en los actos que se establezcan.
Los portavoces municipales se sumaron a esas palabras y la nacionalista Adelina Ces añadió un recuerdo para la también socialista Doli Tarela, que al igual que Carlos Gey también era natural de Asados y que falleció cuando ocupaba el cargo de teniente de alcalde rianxeira. El socialista Joaquín Domínguez ejerció esta vez de portavoz y, al igual que Adolfo Muiños, se emocionó y le saltaron lágrimas durante su discurso “que é o máis difícil da miña vida”. Agradeció todas las muestras de condolencias recibidas y recordó la cantidad de conversaciones, sinsabores, risas, proyectos y otras cosas que tuvo la suerte de compartir y vivir con él, “que amaba profundamente Rianxo” y al que le dedicó un poema sencillo pero profundo de Miguel Hernández, admirado por Gey, en el que sobresalen, entre otros, los versos “por doler me duele hasta el aliento”, “siento más tu muerte que mi vida” y “compañero del alma, compañero”, cuyos restos mortales fueron incinerados tras la celebración del funeral en la iglesia parroquial de Santa María de Asados.