Un ribeirense cuida de pacientes con Covid-19 y ameniza el confinamiento

Un ribeirense cuida de pacientes con Covid-19 y ameniza el confinamiento
Carou, enfermero en el centro de salud de Ribeira, ameniza la tarde con su trompeta

Tras los aplausos con los que los vecinos del barrio residencial de Abesadas, en Ribeira, rinden a diario un homenaje al personal sanitario que lucha contra la pandemia del coronavirus, desde lo alto de un edificio suenan los acordes de un instrumento musical. Es la trompeta de José Manuel Carou, natural de Lousame pero residente en la capital barbanzana, y que desde el último trimestre del año pasado trabaja de enfermero en el centro de salud de Santa Uxía, después de ser trasladado desde el Hospital do Barbanza, donde estuvo más de dos décadas en Urgencias. Desde el inicio de la crisis sanitaria del Covid-19 se encarga de cuidar por teléfono y a domicilio de enfermos que dan positivo y también de que a sus vecinos se les haga más llevadero el confinamiento.

Este trompetista, que actualmente está en la Banda de Música de Valga, se aficionó por la música mientras estudiaba, “y recibí clases de gaita de un miembro de Cantigas e Agarimos, que resultó ser de aquí”, precisó Carou. Al acabar Enfermería se metió en la Banda de Música de Lousame y estuvo probando con varios instrumentos, incluso el oboe, que le encanta, pero no cuajó, hasta que se quedó con la trompeta. Su mujer, Sonia, fue la que le animó a que interpretase canciones para alegrar en su confinamiento a los vecinos, algo que resultó de su agrado. Desde entonces, salvo que llueva o haga frío, sale en pijama al balcón y toca una canción, obsequiándoles cada día con una distinta, pues no le gusta repetirse. A “Bella Ciao”, que gusta mucho por ser un himno a la resistencia, que es muy bucólica y animada, y que se puso de moda por la serie “La casa de papel”, le sucedieron “Resistiré” del Dúo Dinámico, “Sobreviviré” de Mónica Naranjo, “Vivir así es morir de amor” de Camilo Sesto y “The final countdown” de Europe, y las bandas sonoras de “Star Wars”, “La vida es bella” y “Frozen”. Para cuando las autoridades avisen del final de las medidas tiene preparadas el “Himno a la Alegría” de Beethoven y el “Hallelujah” de Leonard Cohen, pero mientras deleitará con piezas de Nirvana o Iron Maiden “porque soy metalero”, precisó.

Esa labor la compagina con la atención a su mujer y a sus dos hijas, Sabela, de 8 años, y Antía, que el viernes cumplirá 5 años, y a la que le dedicará el “Cumpleaños feliz”, como ya hizo la semana pasada con Hugo en su tercer cumpleaños. Carou reconoce que, al principio, a sus niñas les hacía gracia que tocase la trompeta, pero ahora ya lo hacen con expectación, preguntándole por lo que va a ofrecer desde el balcón. Asegura que ambas se tomaron el confinamiento “mejor de lo que esperaba”, y que incluso bajan un poco al garaje comunitario a andar, correr y montar en bicicleta.

Carou reconoce que a él le ayuda mucho salir a trabajar de lunes a viernes por las mañanas, sobre todo psicológicamente, por la movilidad que le permite salir a hacer 2 o 3 domicilios diarios, algo que cree que es bueno hacer “para que no salgan tanto a los abuelos, aunque sean positivos Covid-19”. Sobre la evolución de la pandemia en la zona, dijo que sus compañeros del hospital le dicen que están tranquilos, y él cree que aún está arrancando, pues lleva un retraso de un par de semanas respecto a Madrid y Barcelona, posiblemente porque la población está más diseminada, aunque cada día tienen más casos.

“Estamos ante la calma que precede a la tormenta, a ver si no es muy grande”, dijo Carou. Este enfermero señala que la gente “está con un miedo invisible, porque no sabe a que tenerle miedo”. Relató que una mujer de 99 años a la que visitó le dijo “a ver si no me trae el bicho” cuando le vio cubierto con el equipo protector -máscara, guantes y gafas-, “por lo que es vital quitarle hierro al asunto para que no se asusten al vernos”, matizó este ribeirense.

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