RIVEIRA-La dueña de la casa que ardió en O Cochón les dijo ayer a vecinos que el fuego se inició por un cortocircuito

Las investigaciones en relación al incendio que calcinó una vivienda situada en el número 20 de la Rúa Álvaro Cunqueiro, en la zona riveirense popularmente conocida como O Cochón, podrían dar un vuelco si se confirma lo que ayer le manifestó la dueña de esa casa, Ramona Rodríguez, a algunos vecinos de que el origen del fuego estuvo en un cortocircuito. Lo que no lograron saber esas personas fue otros detalles al respecto, pues la conversación que mantuvieron con ella fue breve. De ser cierto, perdería peso la acusación que la misma dueña del inmueble realizó contra un individuo al que dijo que le negó la limosna que le pidió tras llamar a la puerta de su domicilio, y que por ello le replicó que se acordaría de él, unas manifestaciones de las que dio cuenta este periódico desde un primer momento.
Del mismo modo, tampoco serviría la sospecha de que no fuese un fuego natural, sino provocado por alguien, en la que podrían estar trabajando las unidades científica y judicial de la Policía Nacional. Además, tal y como ya se indicó ayer, ningún vecino vio en la mañana del incendio a alguna persona que respondiera a la descripción ofrecida por la dueña de la casa afectada, ni tampoco a nadie que estuviera pidiendo dinero por las viviendas del lugar. Ello, junto con alguna que otra incoherencia en sus manifestaciones, hace que su versión no resulte del todo creíble. Además, tampoco se encuentra por la ciudad a nadie que responda a esas características, pese a que la mujer dijo que lo reconocería con facilidad si se lo vuelve a encontrar delante suya.
La dueña de la casa afectada por el incendio, así como sus familiares, aún no pasaron por las dependencias de la comisaría riveirense a declarar, pues probablemente se esté dejando pasar un tiempo para que todos ellos normalicen su situación. Quien si se pasó ayer por la mañana por las dependencias policiales fue la vecina que respondió a los gritos de auxilio de Ramona Rodríguez y la ayudó a alejarse del lugar del incendio. Esta mujer ratificó lo publicado en este periódico, incluyendo que cuando la dueña de la casa salía por la puerta de la misma, en medio de una densa humareda, se produjo una llamarada que hizo estallar los cristales de la ventana de la sala en la que se inició el fuego.