RIVEIRA-Multitudinaria y emotiva despedida al joven fallecido en Aguiño

RIVEIRA-Multitudinaria y emotiva despedida al joven fallecido en Aguiño
Amigos de Sergio “Laxes” portaron el féretro en el funeral y entierro C.R.

Cientos de personas dieron ayer el último adiós en un funeral y posterior entierro al joven Sergio Bretal Montemuiño “Laxes”, que falleció en la medianoche del pasado sábado en un brutal accidente de tráfico registrado en la carretera DP-7305 a su paso por la parroquia riveirense de Aguiño, cuando se salió de la calzada e impactó de forma violenta contra un poste de hormigón del tendido eléctrico. Fue tal la cantidad de gente que quiso acompañar a sus familiares en estos duros momentos que la iglesia de Frións se quedó pequeña para dar cabida a todos los que quisieron seguir la misa por el joven difunto, por lo que mucha gente tuvo que hacerlo desde el atrio y los pasillos del cementerio.
    También fue numerosísima la afluencia de personas al tanatorio Los Dolores, de Xarás, desde la llegada poco antes de las dos de la tarde del sábado de los restos mortales del joven procedentes del Hospital de Conxo, donde se le practicó la autopsia, hasta su salida en torno a las cuatro de la tarde de ayer con dirección a Frións. El hecho de que se aguardase hasta primera hora de la tarde de ayer para enterrar e Sergio “Laxes” se debió a que la familia quiso que estuviera presente su padre, que se enteró del luctuoso sucedo cuando se encontraba faenando en alta mar y su llegada a Riveira no se produjo hasta media mañana de ayer.
Desde que se produjo el accidente de tráfico mortal fueron numerosas las muestras de dolor que la gente le transmitió a la familia, pues se trataba de un muchacho muy conocido y querido, al que muchos recordaban por su carácter afable y también por ser un muchacho muy vinculado con la practica deportiva, sobre todo, taekwondo y fútbol. De todos los momentos vividos en estos días, seguramente el más emotivo fue cuando el otro joven que iba de acompañante de Sergio en el asiento del copiloto, Juan Manuel L.M, de 27 años, se abrazó a los padres durante el entierro y rompió a llorar, al igual que hizo en repetidas ocasiones en el área de Urgencias del Hospital do Barbanza, en donde fue atendido de sus heridas, ya que su único pensamiento estaba en su amigo, que lo había ido a recoger a casa para salir a divertirse.

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