RIVEIRA - El vecino acusado de encañonar a un policía y de tráfico de drogas logra eludir la prisión

Inesperada. Así se puede calificar la resolución del proceso judicial abierto contra J.M.F.P., de 45 años y de Palmeira, acusado de un delito contra la salud pública en la modalidad de tráfico de drogas, otro de atentado a la autoridad tras encañonar a un policía nacional con una pistola semiautomática Luger M90 -tenía los números de serie taladrados, apta para el disparo y requiere licencia de armas-, y otros dos por tenencia ilícita de armas. Hasta los instantes previos a la celebración de la vista en la sección sexta de la Audiencia Provincial en Santiago, la Fiscalía mantenía su solicitud de condena total de once años y medio de prisión. Pero, al final alcanzó un acuerdo de conformidad con el abogado defensor en el que, aunque se le declara culpable, se le rebajó cada una de las penas a dos años de cárcel o menos, motivo por el que se acordó la suspensión del ingreso en prisión.
El conocido letrado Juan Pardavila, del despacho Ouviña y Pardavila Abogados, que representa al procesado, consiguió en primer lugar que se le retirase una de las acusaciones por tenencia ilícita de armas, pues entendía que había una doble tipificación, y que pese a tratarse dos armas distintas se debían incluir en un único delito, además de la denominación del delito en plural, logrando también que la petición de 2 años y 9 meses de cárcel para cada una se quedase en 24 meses. La condena de dos años que le pedía el fiscal por atentado a la autoridad se redujo a la mitad, mientras que la de 4 años reclamada por un delito de tráfico de drogas se quedó en un año y 7 meses. El procesado, que deberá abonar una multa de 1.891 euros, no podrá delinquir durante un periodo de tres años, pues de lo contrario quedará sin efecto la suspensión y deberá cumplir la condena, descontándole el tiempo que permaneció en prisión preventiva, tal y como dictaminó la autoridad judicial dos días después de su arresto.
Los hechos de que se le acusó ocurrieron el 20 de abril de 2013, cuando cuatro funcionarios de la comisaría riveirense acudieron al domicilio de J.M.F.P. tras ser avisados de un posible maltrato en el mismo. Nada más llegar los agentes, ese hombre mostró una actitud excitada, agresiva y profiriendo insultos ante ellos, a los que negó la entrada a su casa y a identificarse. Los agentes le informaron que iban a detenerlo, y entonces él sacó la pistola de una bandolera y apuntó a la cabeza de un policía a 50 centímetros de distancia y montando el arma.
Este funcionario le pidió que depusiera su actitud, pero el acusado se negó y apuntó a los demás agentes, hasta que por la insistencia de los mismos -uno amartilló su arma pero sin apuntar-, J.M.F.P. arrojó la pistola al suelo tras sacar la bala de la recámara. Le incautaron la bandolera con 14 bolsitas termoselladas con 10,176 gramos de cocaína - pureza del 93,3%, con un valor de 1.867 euros; 4,084 gramos de hachís por 24 euros; 7.030 euros, que se sospecha proceden de la venta de droga, y otros. En el registro en su domicilio, hallaron una balanza de precisión, una agenda con anotaciones de nombres e importes, y otros efectos usados para el tráfico de drogas, dos pistolas, una carabina de aire comprimido manipulada al cambiar su cañón original y recortada la culata, una escopeta con munición, una pistola con número de serie borrado y su cargador y una pistola de aire comprimido modificada. Estas dos últimas son aptas para disparar y requieren licencia para su tenencia.