Un boirense votó en dos mesas distintas en el colegio electoral de A Cachada

Un boirense de unos 60 años votó hoy en las urnas de dos mesas del colegio electoral instalado en la casa de cultura Ramón Martínez López, en A Cachada. Ocurrió minutos después de las nueve de la mañana, momento en que se inició el horario para emitir los sufragios los comicios municipales y europeos. El hombre introdujo su sobre con con la papeleta en la urna de las elecciones locales con el permiso del presidente, sin que se corroborase que le correspondía hacerlo en esa mesa electoral. Cuando ya la había introducido por la ranura, uno de los integrantes de la mesa advirtió que no estaba en la lista para que pudiera votar allí.

El presidente de esa mesa electoral trató de ponerse en contacto con la Junta Electoral de Zona de Noia, pero no lo consiguió en un primer momento. Fue entonces cuando le indicó a ese elector que acudiera a mirar a la mesa que le correspondía. Fue su mujer la que le dijo al presidente de la otra mesa lo que había ocurrido, y que su marido tenía intención de ejercer su derecho de voto en donde le correspondía, y se le autorizó a hacerlo sin esperar a lo que les indicasen desde la Junta electoral zonal, pues entendía que no se lo podía prohibir. Algunos de los presentes indicaron que la solución más lógica que se debió de ofrecer en ese momento fue la de tacharlo en la lista donde aparecía su nombre y dando por bueno el voto en la urna donde metió la papeleta, y así se evitaba la duplicidad.

Una vez que el presidente de la mesa donde el sexagenario emitió su voto de forma errónea logró hablar con la Junta Electoral de Zona de Noia, la máxima responsable les comunicó que lo mejor era esperar a rematar el escrutinio de las papeletas y que en caso de que ese voto emitido de forma errónea resultase decisivo, asumiría la responsabilidad de lo ocurrido, y estudiaría el caso para adoptar la resolución que estime más oportuna. Aunque se desconocía la solución a dar, se planteaba que incluso pudiera tomarse la decisión de repetir la votación en esa mesa. Lo que no se veía lógico era que se anulase una papeleta de cada partido.

Por otro lado, donde si se prohibió el voto a un elector fue en una mesa del colegio electoral del centro educativo O Grupo, en Ribeira. Al parecer, ese hombre estaba algo confundido y no tenía muy claro como hacer para votar ni a quien y se le acercó la apoderada de un partido político y le explicó que las papeletas blancas eran para las elecciones municipales y las azules para las municipales. Fue entonces cuando un apoderado de otra formación política empezó a decir que lo estaba coaccionando y la apoderada de otro partido le quitó de las manos la papeleta que tenía. La presidenta de la mesa se percató de lo que ocurría y se dirigió al hombre, al que vio aturdido y confundido. Ella le explicó todo y luego le preguntó si iba a votar, a lo que el hombre le respondió que no sabía a quien votar. Fue entonces cuando la presidenta le dijo que no le permitía votar. Al parecer, ese incidente no se reflejó en el acta.

Y en el colegio electoral de Carreira también se registró otra incidencia. Un apoderado de un partido dijo que una mujer no estaba en plenitud desus facultades mentales y que no podía votar. El presidente de la mesa le hizo algunas preguntas a esa mujer para comprobar si era cierto lo que se estaba diciendo, como su nombre y si sabía qué es lo que iba a hacer. Ella le respondió con total naturalidad, e incluso reconoció al presidente de la mesa, al que le dijo que iba a votar, con lo que la dejó cumplir con su derecho a votar, máximo cuando se aprobó que las personas con discapacidad intelectual pueden votar.