Arosa, el vaso medio lleno

Arosa, el vaso medio lleno

Con 30 puntos en su casillero y noveno en la clasificación a 7 puntos del cuarto puesto, al Arosa le sobran los motivos para ver el vaso medio lleno finalizada la primera vuelta y mantener muy viva la ilusión de poder colarse en un play-off 25 años después. Empezando por la puntuación. No es tan mala para un aspirante, aunque lo parezca en relación a otros rivales. La pasada campaña el equipo arlequinado firmó sus mejores registros en invierno desde su regreso a la categoría nacional. Fueron 33 puntos, solo 3 más que ahora.
Incluso en la temporada 2011-2012, cuando el cuarto llegó al ecuador con la alta cifra de 39 puntos, al final de liga el precio de la plaza estuvo en 70 puntos. Y es que independientemente de lo sumado a mitad de recorrido, la media en los últimos años para colarse entre los cuatro primeros está en menos de 68 puntos. ¿Las razones? Básicamente que los equipos de la zona baja suman más en la segunda parte de la temporada y los aspirantes se dejan puntos en duelos directos entre ellos. Otros factores como amplitud de plantillas, lesiones y la propia presión de lograr el reto también frenan tendencias alcistas.
Otra cuestión que invita al optimismo al aficionado arosista es la buena dinámica del equipo. El Arosa va de menos a más. En las primeras 8 jornadas solo sumó 8 puntos. Una media de descenso. Curiosamente lo hizo ante rivales (al menos media docena de ellos) que están por debajo en la tabla. Pero en las siguientes 11 jornadas y a pesar de cruzarse con muchos equipos de arriba, una sola derrota y 22 puntos.Una media de 2 puntos por partido, promedio de play-off. No es casualidad ni tiene que ver con los rivales, sino con el propio funcionamiento y rendimiento del equipo.
El técnico tuvo que solucionar bastantes cuestiones tras los dos primeros meses. La posición de Sidibé, que pasó del centro de la defensa a mediocampo, la utilización y el rendimiento de Marcos como central, la continuidad de Julio Rey y Manu Justo, jugadores que definen el estilo de juego, el acomodo de Iago Beceiro a banda izquierda y la apuesta de Javi Pazos como referente arriba, o convencer a jugadores como Sylla de la importancia de su rol desequilibrante saliendo desde el banquillo, fueron pequeños matices que el técnico introdujo para hacer del Arosa un equipo solvente y fiable, como indican los números.
Y por último están las sensaciones. Es difícil de entender, tras ver el comportamiento ante rivales como Compostela, Boiro, Bergantiños, Barco o Vilalbés, que el Arosa solo haya sumado siete victorias en la primera vuelta. Mereció más. Está capacitado para ganar a cualquier rival y para encadenar rachas largas de triunfos. En las últimas cuatro temporadas sus segundas vueltas fueron peores que las primeras. Esta vez todo hace indicar que será al revés. Por como se comporta el equipo y por la situación actual de la plantilla, con varios jugadores lesionados importantes como Manu Justo, Anxo y Yerai que volverán en enero. Serán los 2 primeros meses del año, ante esos 8 rivales que tantos puntos le restaron en la primera vuelta, los que aclaren si el vaso arlequinado (la ilusión de una ciudad) se sigue llenando o se vacía.

Arosa, el vaso medio lleno

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