El ascenso del Ribadumia debe esperar

El ascenso del Ribadumia debe esperar
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No había ninguna fiesta preparada en Ribadumia. Decisión acertada de la directiva porque la celebración tendrá que esperar. Por el momento no hay ascenso, aunque muy mal lo tiene que hacer el equipo para que se le escape este año. Aunque lo cierto es que ayer lo hicieron bastante mal ante un equipo que tuvo las ideas muy claras desde el principio. Se ve que los últimos planteamientos de Mourinho o de Ancelotti están están calando en los entrenadores del fútbol modesto. El Barco se presentó en A Senra muy replegado, tapando todos los espacios, maniatando a Changui y saliendo como balas a la contra. Y ello ante un Ribadumia que tenía el balón pero sin sacarle rentabilidad.  
El caso es que había alguna posibilidad de que ascendiese ya ayer el Ribadumia. Eventualidad que prácticamente se disipó antes de empezar al conocer por la radio que el Villalonga ya ganaba 0-2 en Caselas. Era igual, había que vencer al Barco y dejarlo todo casi hecho.
Y al final no se cumplió ninguna de las tres premisas necesarias para que se consumase ayer el ascenso del Ribadumia. Primero porque ya ni siquiera ganó él, pero es que tampoco lo hizo el Sanxenxo y sí el Villalonga.
La derrota del equipo de Gabi Leis se produjo después de un buen arranque de partido, lo que invitaba a confiar en la victoria. Una doble ocasión de Pacheco y un remate desviado de Fernando fueron los primeros avisos. El Ribadumia dominaba ante un rival que desde el principio dejó clara su propuesta. Una idea que cobró fuerza cuando en el minuto 21 montan su primera gran contra tras robar en tres cuartos de campo. Javi Recamán se interna por la derecha y centra al área donde no llega Diego Bam Bam por centímetros. El Barco le metió el miedo en el cuerpo al Ribadumia. Pero lo peor aún estaba por venir. Minuto 32. Balón fácil para Giti, que estaba solo. Decidió controlar con el pecho y la pelota se le escapó unos metros, lo suficiente para que lo recogiese Javi Recamán y con su endiablada velocidad encarase a Pajarillo y le batiese de tiro cruzado. Giti pagó el error con el cambio en el descanso, aunque fue un recurso de Leis para meter más ataque y presencia por banda con Pablo Piñeiro. Y es que ante un rival tan bien cerrado resulta vital abrir el campo y al equipo local le estaba costando.
Un trallazo de Pablo Portas bien atajado por Macía y un cabezazo de Álex Gómez por encima del larguero parecían presagiar el empate. Pero no llegó. La entrada del gigantón Steve Ekedi lo complicó todo aún más para los locales. Desquició a los defensas y medios, aunque lo que realmente descolocaba a todo el mundo era el no ser capaz de superar la telaraña rival. Y cuando lo hacían faltó acierto en la definición. Como a Changui, que tuvo cuatro ocasiones para marcar, la última en la jugada previa al pitido final. Una falta al borde del área con buena respuesta de Macía, que se quedó el balón antes de dárselo al árbitro una vez señalado el final de un encuentro que aplaza el ascenso del Ribadumia para otra ocasión.

El ascenso del Ribadumia debe esperar

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