La fiesta que se inició en el campo de Bertamiráns tuvo continuidad en las principales calles de Vilagarcía

La fiesta que se inició en el campo de Bertamiráns tuvo continuidad en las principales calles de Vilagarcía
el alcalde de vilagarcía, tomás fole

La fiesta que se inició en el campo de Bertamiráns tuvo continuidad en las principales calles de Vilagarcía. La expedición arlequinada formó una caravana de coches que dejaban una estela roja y blanca detrás y que motivaban el aplauso de quienes la veían.
Los futbolistas, cuerpo técnico, directivos y algunos aficionados se subieron en el Chiquitrén y al ritmo de los pitidos característicos de este vehículo convirtieron el paseo en toda una fiesta con cánticos continuados y arengas a todos los aficionados que los seguían.
Al ritmo del “Arosiña, lo, lo, Arosiña, lo, lo” se presentaron en la Praza de Galicia donde los esperaban unos cuantos aficionados que se multiplicaron casi al instante. No faltaron los abrazos con todo el que se ponía por delante, la ya clásica celebración con todos los jugadores y entrenadores abrazados haciendo un círculo, coreado por quienes llenaban la Praza de Galicia de banderas arlequinadas.
Bailes, bocinas de los coches, cánticos coreados hasta la saciedad y, sobre todo, mucho orgullo arlequinado, no dejaron impasible a quien paseaba tranquilamente por la ciudad a eso de las diez de la noche.
El propio alcalde de Vilagarcía, Tomás Fole, se acercó al lugar de la fiesta y felicitó uno a uno a los futbolistas, al tiempo que se fundía en un abrazo con el entrenador y en otro más sentido y largo con el presidente, Manuel Abalo, visiblemente emocionado.
El ambiente festivo contagió a todos y el propio regidor no dudó en asir una bandera y botar al ritmo que le marcaban los jugadores con sus canciones. Fue el colofón a una fiesta en las calles que tuvo continuidad posteriormente con una cena de confraternidad entre todos los componentes de la plantilla para celebrar con mayor intimidad una gesta en la que pocos creían a mediados de temporada. n

 

La fiesta que se inició en el campo de Bertamiráns tuvo continuidad en las principales calles de Vilagarcía

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