Derrota cruel en el minuto 93 de un gran Céltiga en Vilalba

Un gol de David García en el minuto 93 ayer en A Magdalena supuso la sexta derrota seguida del Céltiga en liga. Demasiado castigo para los isleños, que no lo merecieron. Primero porque fueron muy superiores en la primera parte y tuvieron ocasiones muy claras. Y segundo porque tuvieron que jugar con diez desde el minuto 49 tras una rigurosa segunda amarilla a Berros. En inferioridad, el Céltiga no pasó apuros hasta esa desgraciada jugada final en la que el disparo de Gerardo se tocó en dos defensas y se coló en la meta de Marcos Bermúdez.
Buena tomó el domingo Edu Charlín de lo que hizo el Arosa ante el Vilalbés. El lunes hubo charla terapéutica en el vestuario del Céltiga. Sirvió para mucho tras cinco derrotas. Y es que ayer tuvieron un comportamiento de equipo. De buen equipo. Ayudó el plan de Edu tras lo visto en A Lomba. Pobló el centro del campo de pivotes, jugadores para tener el balón y atacar con las laterales por fuera, igual que hizo el Arosa en la segunda parte.
Así se desarrolló la primera mitad en A Magdalena. El Vilalbés no estaba fresco. Quizá pagó el cansancio del domingo, a pesar de que Óscar Gilsanz hizo cambios en el once. Volvió Gerardo y se quedaron en el banquillo Jose Varela, Pablo Vivero y Sergio Arias. Al Cétiga solo le faltó el gol. Tuvo ocasiones claras. La mejor, a los veinte minutos, fue un remate en el punto de penalti de Jony. El balón se estrelló en el poste. Machu, a bocajarro, y David Castro y Diego con sendos disparos, también merecieron marcar. El portero local Marcos fue el mejor del partido.
La segunda parte empezó con la expulsión de Berros. El Céltiga no entendió el criterio de Castro Alarcón, que poco después en una acción similar no le mostró la segunda amarilla al local Gerardo. Edu Charlín reordenó al equipo con diez. Primero en un 4-3-2 y luego con la entrada de Carlos en un dibujo 5-3-1. Los visitantes sostuvieron bien al segundo clasificado, al que le costó generar juego ante un rival ordenado y replegado. Hasta que en la última jugada llegó el gol. Demasiado castigo.