El delegado del Mosteiro evita la muerte del utillero del Beluso en medio de una pelea que pasó del terreno de juego a las gradas

El partido entre el Mosteiro y el Beluso que se disputó ayer en el campo de Zacande acabó con una enorme tangana y casi en tragedia, de no haber sido por la intervención del delegado del equipo local, Pastor, y un joven aficionado de nombre Jacobo. Entre los dos consiguieron salvarle la vida a un auxiliar del cuerpo técnico del Beluso, Santiago Álvarez, que en medio de esa monumental tangana sufrió un desvanecimiento perdiendo inicialmente el conocimiento y también el pulso.

El partido transcurría con normalidad hasta que en el minuto 73 todo se complicó. Una dura entrada a la altura de los banquillos fue el origen del caos. El portero suplente del Beluso saltó como un resorte del banquillo y se lió a golpes con un jugador local. Y a partir de ahí, monumental tangana. Primero sobre el terreno de juego, situación que iba camino de controlarse, pero el problema es que el lío se trasladó a la grada y ahí se complicó todo aún más.
En primer lugar el árbitro decretó la suspensión del encuentro y solicitó la presencia de la Guardia Civil.
Entre tanto, la tangana ya había llegado a los aficionados. En versión del Beluso su utillero recibió una patada en la cabeza, circunstancia esta que nadie corrobora desde el Mosteiro y afirman desconocer. El caso es que Santiago Álvarez se encaró con algún aficionado local y en ese momento, presumiblemente por los nervios (seguidores visitantes afirmaban sobre el campo que se trata de una persona muy tranquila) generados por la situación, cayó desplomado en el suelo. En ese instante el delegado local se encontraba protegiendo al colegiado pero enseguida le llamaron desde la grada y su presencia acabó resultando milagrosa. En un primer momento vio al auxiliar del Beluso inconsciente y tragándose la lengua, por lo que optó por colocarle la cánula de Guedel. Ello motivó que la víctima reaccionase casi de inmediato pero al instante volvió a sufrir un desvanecimiento con el añadido de la pérdida de pulso.
Apareció entonces Jacobo, aficionado local que acaba de sacarse el curso de primeros auxilios y que tuvo su primera experiencia con personas (hasta ahora solo había practicado con maniquíes). Él y Pastor, un isleño que colabora con el Mosteiro al ser padre de uno de sus porteros y a quien su condición de marinero le permite tener conocimientos de primeros auxilios, se fueron turnando para practicar al afectado masajes cardíacos. Consiguieron reanimarle y luego ya llegó la ambulancia y el personal médico para atender a la víctima, que fue trasladada al Hospital Montecelo, donde se fue recuperando favorablemente y donde pasó la noche en observación, ya sin peligro. Y ello gracias a Pastor y a Jacobo, dos héroes anónimos en Mosteiro.

El delegado del Mosteiro evita la muerte del utillero del Beluso en medio de una pelea que pasó del terreno de juego a las gradas

Te puede interesar