Faltó frescura física y mental

Faltó frescura física y mental
El Conservas de Cambados no pudo superar ayer al líder de la categoría, el Fundación Fuenlabrada gonzalo salgado

El Xuven Conservas de Cambados no pudo dar la sorpresa en casa del líder, el Fuenlabrada, que no va primero por casualidad. Aguantó bien el equipo cambadés la primera parte, haciendo un buen baloncesto y manteniendo a raya al adversario. Con su baloncesto habitual en defensa. Pero todo se torció a la vuelta de vestuarios, en un tercer cuarto fatídico. Ahí se rompió el partido y el último período ya no contó.
El Xuven fue el Xuven en la primera parte. Defendió bien y ataque con criterio, aunque los puntos llegaban por goteo en ambos aros. Se imponía la intensidad defensiva de ambos conjuntos. Pero el equipo arousano se presentó en Fuenlabrada cogido con pinzas. Y al menor contratiempo estaba claro que podía pasarlo mal, y más si este se producía ya avanzado el partido. Y es que la semana de entrenamientos volvió a ser un desastre, con una preocupante escasez de jugadores. Y para colmo Norman Rey se cayó de la convocatoria. Ocho jugadores utilizó ayer Yago Casal ante un rival con una plantilla amplia y de garantías. Pero el problema ya no era solo físico sino también mental. El Conservas de Cambados no tuvo capacidad de reacción cuando el partido se puso cuesta arriba. Los jugadores bajaron los brazos y se dieron cuenta de que poco había que hacer. Y en ello tuvo mucho que ver, o todo, esos problemas físicos y la mala semana de trabajo.
Y las cosas se torcieron en el tercer cuarto. El equipo cambadés salió sin la intensidad de la primera parte, todo lo contrario que el Fuenlabrada, y la consecuencia fue un parcial de 11-0 que llevó la diferencia hasta los 15 puntos (43-28). Varios ataques desperdiciados y aprovechados por los madrileños para correr el contraataque permitieron que empezase a romperse el partido. El Conservas de Cambados estuvo más de cinco minutos sin meter ni un solo punto. La sangría la cortó Taylor (que ya se había cargado con tres faltas, lo que suponía otro contratiempo más) con un triple y ahí se vio un atisbo de reacción. Pero los líderes lo son por algo y no estaban por la labor de dejar vivir al enemigo. Vieron sangre y se tiraron a la yugular. Y con un nuevo arreón y un parcial de 8-0 acabaron con el partido, situando el marcador en 53-35 al final del tercer cuarto, convirtiendo el último en un mero trámite. Aunque los cambadeses tienen orgullo y personalidad y no querían regresar a casa con una gran paliza, por lo que siguieron trabajando el partido para mantener la diferencia en torno a la veintena de puntos.

Faltó frescura física y mental

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