10º-17º
jueves | 25 abril | 2024
Curiosamente será el Boiro el que llegue más reforzado anímicamente tras la última jornada. Hizo “un partido completo”, según su técnico Rubén López, y tuvo contra las cuerdas al Compostela con su plan de orden defensivo y contraataque. Solo una desafortunada acción al final le dejó sin la victoria. Un resultado positivo tras las últimas cuatro derrotas para arrancar un calendario de una exigencia mayúscula.
Al Arosa la resaca de lo sucedido en O Barco le deja mal cuerpo. Prácticamente tiró el primer tiempo. El plan no funcionó y el equipo apenas tuvo llegada. Además recibió dos goles, por lo que tuvo que jugar a remolque. Reaccionó en la segunda mitad, inconformista trató de ganar una vez nivelado el 2-0 en contra, pero recibió el tercero ante un rival directo que lo saca de puestos de play-off.
Una derrota de la que aprender. El Arosa sigue siendo más fiable cuanto más fiel es a su idea ofensiva. El partido en Calabagueiros constata que el delantero malagueño Mauri ha alcanzado un estado de forma óptimo. Aprovechó los minutos con un doblete, el segundo fue un golazo. Lleva 3 en los dos últimos partidos, una cifra y un rendimiento con el que quiere derribar la puerta de la titularidad.
La crisis del Ribadumia es un hecho. El equipo de Luis Carro ha dejado de competir a nivel defensivo. Por segunda semana consecutiva encajó 5 goles y encadena cuatro derrotas seguidas. Errores, malas lecturas, falta de contundencia en los duelos individuales... demasiadas facilidades ante un Polvorín que además jugó con un ritmo alto. “La atención sobre la vigilancias y sobre ciertos conceptos defensivos tiene que ser mayor porque estamos jugando a la ruleta rusa”, analizaba Luis Carro visiblemente afectado el domingo tras el partido.
“Si lo que hacemos no los hacemos convencidos, si no lo tenemos claro, nos estamos metiendo en fregados continuamente. Hay mecanismos defensivos que son sí o sí”.
El Ribadumia se presentará en A Illa por tanto con dudas que despejar y con los mismos puntos (14) que un Céltiga que pinchó en Vilalba. A al derrota ante un rival que abandonó el “farolillo rojo” se le unió la expulsión por protestar de Jacobo, baja sensible ante los aurinegros. Mientras los equipos que están en puestos de descenso espabilan, Céltiga y Ribadumia no acaban de despegar tras sus últimas derrotas. La zona media baja se comprime y el derbi agravará el mal momento de resultados y comprometerá la clasificación del perdedor. Aunque la liga alcanza todavía su primer tercio del calendario, el duelo de rivalidad tendrá ciertas urgencias para cambiar dinámicas.
La obligación del factor campo se añade a la presión del conjunto de Manolo Núñez, que en Vilalba perdió por primera vez en lo que va de liga su fiabilidad ante rivales directos. Hasta ahora sus derrotas solo habían sido ante cinco de los siete primeros clasificados, puntuando siempre ante el resto de equipos. Una dinámica que se vio truncada en una jornada en la que ganaron 3 de los 4 últimos clasificados.
