11º-26º
viernes | 19 abril | 2024
Los partidos se lanzaron a la campaña del 10-N entre críticas de electoralismo al Gobierno, que aprovechó el último Consejo de Ministros antes de la pegada de carteles para aprobar, entre otras medidas, ayudas por las inundaciones o un decreto para perseguir la “república digital” catalana.
Denuncias de electoralismo que rechazó de plano el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, a quien la Junta Electoral Central (JEC) abrió un expediente precisamente por utilizar recursos de Moncloa para hacer una entrevista televisiva de campaña.
Para Sánchez, la JEC cambió de criterio porque, a su juicio, Mariano Rajoy, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González también concedieron entrevistas desde Moncloa sin que el árbitro electoral les sancionase.
En una entrevista en Onda Cero, también realizada en el Palacio de la Moncloa, el presidente ha lamentado que sea la primera vez que el jefe del Ejecutivo es expedientado y consideró positivo dar entrevistas desde la sede del Gobierno porque es “un signo más de institucionalidad”.
Un hecho gravísimo
Por contra, el líder del PP, Pablo Casado, calificó de “hecho gravísimo” e “inédito” el expediente a Sánchez y pidió que los votantes lo juzguen “con justicia y severidad” en las urnas porque, en su opinión, quien instrumentaliza las instituciones del Estado “no merece ganar las elecciones”.
Ciudadanos también felicitó a la Junta Electoral por su “valentía” al llamar “tramposo” a Sánchez y abrirle expediente.
También en redes sociales, Unidas Podemos ha lanzado otra campaña en la que emula un mapa de Metro en el que cada partido representa una línea del suburbano.
Inicio de la campaña
Ya por la noche, en los actos que dieron el pistoletazo de salida a la campaña, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, hizo un llamamiento para que el 10-N se vaya a votar “en masa, con más fuerza y más rotundidad” y pidió el voto para los socialistas “para no tener que volver a las urnas en cuatro años”.
En un acto en el barrio obrero de Pino Montano, bastión socialista, Sánchez exigió que ningún voto se quede en casa, se mostró convencido de que “ahora lo vamos a lograr” y recurrió al compromiso cumplido de la exhumación de Franco, que los socialistas quieren rentabilizar, y que logró poner al público en pie.
Ante un aforo del 3.000 personas, Sánchez centró sus reproches en el PP que está “enredando en los medios digitales, en los wasap y en los tuiter haciéndose pasar por gente de izquierdas para que no vayan a votar, y resulta que no son militantes ni votantes progresistas. Son gentes del PP”.
Por su parte, el líder del PP, Pablo Casado, comenzó con una llamada a condensar el voto de derecha y advirtió de que cualquier voto que no vaya para su partido el 10-N solo servirá para investir al candidato socialista y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, con lo que llamó al voto útil para su partido.
En mitin de apertura de campaña en un hotel de Sevilla, ante unas 1.200 personas, consideró que Sánchez está “inhabilitado para ser candidato si sigue defendiendo la plurinacionalidad” porque no puede ser presidente “alguien que no cree en la nación” española.
Plebiscito
Además, criticó que Sánchez haya planteado estas elecciones como un “plebiscito” sobre su continuidad, por lo que si no consigue un escaño más que el 28A “debería dimitir”.
Mientras, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, puso en marcha la campaña de “la remontada, la épica y el esfuerzo” para dar la vuelta a las encuestas que pronostican una debacle del partido naranja, y aseguró que el 10-N van a dar “la campanada” y van a ser imparables.
“Os pido que nos votéis, que me votéis y que votéis a Ciudadanos”, dijo Rivera ayer, y añadió que quiere ser presidente no porque le haga ilusión dormir en la Moncloa o viajar en helicóptero, sino porque quiere poner en marcha todas las reformas que necesitan los españoles. “¡Eso sí que me pone!”, exclamó el presidente de la formación naranja. l
