El rey selló ayer la firma de su propia abdicación en el palacio Real con un efusivo abrazo al príncipe de Asturias, a quien ha cedido a continuación su sitio como gesto simbólico del traspaso de la Corona a su hijo, que se convirtió ayer a medianoche en Felipe VI.
El símbolo del relevo quedó reforzado unos instantes después, cuando don Juan Carlos llamó a sus nietas para darles un beso: en primer lugar a Leonor, la futura princesa de Asturias, y a continuación a su hermana, la infanta Sofía.
Fue nada más sancionar con su firma la ley orgánica de abdicación cuando el rey se dirigió al lugar que ocupaba al inicio del acto y, tras besar a la reina Sofía y abrazar a su hijo, le cedió la silla que ocupaba.
Mientras tanto, los más de 150 asistentes al acto, entre los que se encontraba el Gobierno en pleno y los representantes de todas las instituciones del Estado, brindaron un prolongado aplauso a don Juan Carlos, que agradeció con gestos contenidos y visiblemente emocionado.
Además de doña Sofía, don Felipe y la futura reina Letizia, asistieron a este acto las infantas Pilar y Margarita, hermanas de don Juan Carlos, así como el rey Constantino de Grecia y la princesa Irene de Grecia.
IU-ICV, ERC, PNV y BNG fueron las únicas fuerzas parlamentarias ausentes en esta breve pero histórica ceremonia, a la que acudieron los miembros de las Mesas del Congreso y el Senado, los expresidentes del Gobierno Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero y los ponentes de la Constitución Miquel Roca, José Pedro Pérez Llorca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón.