Homenajean en Santiago a dos guardias civiles asesinados por los Grapo hace treinta años

Homenajean en Santiago a dos guardias civiles asesinados  por los Grapo hace treinta años
Alberto Núñez Feijóo posa con los asistentes al homenaje | xoán rey (efe)

Autoridades civiles, militares y religiosas rindieron ayer un homenaje a los dos guardias civiles Pedro Cabezas y Constantino Limia en el lugar en que fueron abatidos, en la plaza de Platerías de la capital gallega hace ayer exactamente treinta años, por disparos de miembros del grupo terrorista Grapo.

Los dos agentes, que tenían entonces 47 y 52 años, murieron de disparos a bocajarro de los Grapo (siglas de Grupos de resistencia antifascista primero de octubre) en labores de vigilancia en la entrada del edificio del Banco de España, que los terroristas asaltaron aunque no lograron llevarse dinero de ese inmueble contiguo a la catedral que actualmente alberga el Museo de las Peregrinaciones, en el casco histórico de Santiago.

Una placa conmemorativa en el interior del edificio fue inaugurada esta mañana por familiares de las víctimas en un acto al que acudieron numerosas autoridades, entre ellas el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y algunos de sus conselleiros, así como el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, y varios cargos de la Guardia Civil.

Soledad de las víctimas
La hija de Cabezas, Mayte, que intervino en el acto de homenaje con un breve discurso, subrayó que los dos agentes, además de ser integrantes de ese cuerpo castrense, tenían un familia que “en los últimos treinta años tuvo que recorrer un camino en la más absoluta soledad, porque las víctimas del terror en Galicia son las más olvidadas del Estado”.

Mayte Cabezas enfatizó que “las víctimas del Grapo, de manera especial, fueron y son las más invisibles” en Galicia, una situación que contrasta con la de otras comunidades, aseguró.
Destacó que por encima de los “actos y homenajes afectuosos que aplaudimos hondamente y sinceramente como este”, son necesarias “leyes de protección, reconocimiento y memoria de las víctimas del terrorismo”, entre las que citó a título de ejemplo una aprobada el año pasado por la Comunidad de Madrid.


Por ello consideró que “este homenaje no puede ser una anécdota afectuosa para recordar en el futuro”, sino que los familiares “queremos pensar que tiene un sentido” y que constituye un “punto de inflexión” para que “las víctimas de Galicia cuenten, como en el resto del Estado, con la misma visibilidad y apoyo”.


En su discurso a las autoridades, en nombre de los familiares, Mayte indicó que si bien “la reparación del daño es imposible”, al menos “la solidaridad es un ejercicio imprescindible y necesario”, y aludió a los valores de los agentes de ese cuerpo policial dedicado a la “protección a los demás”.

Mayte no pudo contener su emoción al indicar que es la primera vez en treinta años que traspasó las puertas de ese edificio y enfrentarse a los recuerdos que eso evoca.

Homenajean en Santiago a dos guardias civiles asesinados por los Grapo hace treinta años

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