​Óbidos regresa a los felices años veinte con el chocolate como protagonista

​Óbidos regresa a los felices años veinte con el chocolate como protagonista
El chef brasileño Abner Ivan

"Menos trabajo y más chocolate". El grito es un reclamo para visitar la fábrica de dulces instalada en Óbidos, una villa medieval de Portugal que recupera este año su Festival del Chocolate tras la pandemia con un evocación de los años veinte del siglo pasado.


La proclama viene de uno de los actores que endulzan y animan las calles de Óbidos, unos 90 kilómetros al norte de Lisboa, en el Festival Internacional del Chocolate, que celebra su veinte aniversario y espera alcanzar los 100.000 visitantes.


En esta edición, el festival hace un paralelismo entre los años 20 del siglo pasado y los actuales: "Veníamos de una gripe española y ahora venimos de un covid", explica a Efe el administrador de la empresa municipal organizadora, Ricardo Duque, en la calle Direita, la principal de la villa.



Por primera vez, el festival se ha expandido a las "ruas" de la villa amurallada con más de una decena de puestos para degustar el chocolate en sus múltiples facetas y sabores.


Entre los productos destaca el vaso de chocolate negro donde se sirve la "ginjinha", un licor de guindas típico de la zona. El vaso se creó en la primera edición para diferenciarse y llamar la atención del público.

Este año se puede conocer el proceso de elaboración desde el grano de cacao en una de las plazas centrales, mientras que en la Fábrica de Chocolate, que recrea una factoría del siglo XX, los visitantes pueden diseñar su propia tableta.

El siglo XX en esculturas de chocolate


Las exposición de esculturas del brasileño Abner Ivan y su equipo también regresa. En esta edición se exhiben piezas icónicas, como un Ford 1920 con 400 kilos de chocolate y casi 500 horas de trabajo.


"Son piezas detalladas donde se puede comprobar el realismo bien hecho 100% en chocolate, no tiene nada de alambres, metales, madera, es solamente chocolate", explica a Efe Abner Ivan mientras termina una escultura de Charles Chaplin.

A la colección se añaden un Mickey Mouse de 1920, un gramófono, un músico de jazz de la época, productos de Chanel y un avión.

Todas están coloreadas con pinturas comestibles fabricadas con manteca de cacao y colorantes alimentarios. 

​Óbidos regresa a los felices años veinte con el chocolate como protagonista

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