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jueves | 25 abril | 2024
La Lotería de Navidad dejó huella este año en O Salnés. La fortuna tocó de lleno en Sanxenxo, una de las 21 localidades gallegas en las que El Gordo dejó caer todo el peso de la fortuna. Fue en el Paseo de Silgar, donde el bar y administración de lotería Gran Suqui lleva décadas repartiendo suerte e ilusión entre los clientes.
“Somos los que hacemos millonarios a la gente”, bromeaba el encargado del bar, Francisco José Cacheda, miembro de la familia que lleva unos cuarenta años al frente del conocido establecimiento sanxenxino.
Ayer se anotaron un buen tanto con la venta de un décimo del primer premio del Sorteo Especial de Navidad. El número 03347, dotado con cuatro millones a la serie, se vendió en este establecimiento probablemente en los últimos meses. “Antes teníamos nuestro número propio, y después fuimos cogiendo terminaciones que se aproximaban”, asegura Cacheda. Por ello, calcula que fue entre noviembre y diciembre cuándo se realizó la venta, por máquina, del décimo afortunado.
Quién lo compró sigue siendo el misterio por desvelar en Sanxenxo. “Por aquí aún no vino el agraciado”, aseguraba el gerente de local. Sí hubo muchos curiosos, clientes y vecinos que se acercaron a brindar con la familia, encargada de repartir suerte en el municipio.
No es la primera vez que lo hacen. “Ya dimos premios de Euromillones, de la Primitiva...”, pero sí se inauguran en el palmarés del Gordo. Ahora confían en que les traiga suerte a la hora de continuar con la venta de lotería, que no se resintió durante los últimos tiempos de la crisis. “Yo la venta la veo más o menos igual”, reconoce Francisco José Cacheda.
Establecimiento histórico
Y sabe de lo que habla, pues el negocio que ahora regenta es de los que pasó de padres a hijos. Varias generaciones de Cacheda que han visto evolucionar el sorteo de Navidad y han crecido con él. “Empezamos hace más de cuarenta años, cuando la lotería se hacía en papel de calca”, apunta el hostelero.
Ayer fue un día grande en Sanxenxo y la alegría y sorpresa se notaba en el ambiente. Los vecinos pitaban con el coche al pasar por el establecimiento y la pregunta del “millón” flotaba en el aire.
