Las cenizas de Fidel Castro llegan a su destino tras recorrer mil kilómetros

Las cenizas de Fidel Castro llegan a su destino tras recorrer mil kilómetros
People line a street to watch as the caravan carrying the ashes of Cuba's late President Fidel Castro arrives in Palma Soriano, Cuba, December 3, 2016. REUTERS/Edgard Garrido

El cortejo fúnebre con las cenizas del expresidente cubano Fidel Castro llegaron ayer a la localidad de Santiago de Cuba, tras un viaje de cuatro días y mil kilómetros que dará paso hoy al funeral con la presencia de varios líderes iberoamericanos.


En Santiago de Cuba están presentes personalidades como el presidente venezolano, Nicolás Maduro, o el futbolista Diego Armando Maradona para acompañar a Fidel Castro en el último adiós que recibirá en la localidad que vio el inicio de su revolución hace seis décadas.


Hoy por la mañana las cenizas de Castro serán enterradas junto al héroe de la independencia cubana José Martí en el cementerio de Santiago de Cuba en una solemne ceremonia fúnebre.


A bordo de un remolque trasladado por un todoterreno militar, las cenizas de Castro hicieron un viaje de unos 1.000 kilómetros a la vista de cientos de miles de cubanos alineados en los arcenes de las carreteras o concentrados en las plazas de los pueblos para dedicarle el último adiós. Castro, el revolucionario que construyó un estado comunista a 145 kilómetros de Estados Unidos y que sobrevivió durante medio siglo los intentos norteamericanos para derrocarle, murió el 25 de noviembre a la edad de 90 años.


El Gobierno cubano, liderado por su hermano Raúl Castro, declaró nueve días de luto oficial que concluyen hoy con el entierro de sus cenizas en Santiago de Cuba, la segunda mayor ciudad del país.


Ayer por la noche, los dignatarios internacionales y el presidente Castro rindieron el último homenaje a un líder admirado por los izquierdistas pero odiado por los exiliados cubanos que dejaron la isla por su régimen.


Entre los asistentes están el presidente de Venezuela, el mandatario de Nicaragua, Daniel Ortega, y el jefe del Estado de Bolivia, Evo Morales. También los expresidentes brasileños Lula da Silva y Dilma Rousseff.


El pasado martes por la noche, presidentes y primeros ministros de todo el mundo participaron en una ceremonia de despedida a Fidel Castro que fue seguida por cientos de miles de cubanos. 


El Gobierno cubano no reveló la causa de la muerte de Castro, pero su estado de salud era delicado desde que sufrió una grave dolencia estomacal que estuvo a punto de matarle en 2006. 


El recorrido con las cenizas de  Castro revivió a la inversa el trayecto de la caravana de la revolución de 1959 que hizo el exmandatario. “Un poco de sol no va a prohibir que honremos a nuestro comandante como se merece”, expresó Alba Rodríguez, una maestra de escuela de 29 años. Mientras sus alumnos, entre juegos, decían “¡Yo soy Fidel!”, la consigna más gritada durante el traslado de los restos. En calles repletas de plantaciones de caña de azúcar y pósters del expresidente, los seguidores de Castro pedían que nadie llorase y que entre cada persona hubiera una separación de 50 centímetros. 


El recorrido con las cenizas del líder, que comenzó el miércoles, se vio acompañado de cientos de miles de seguidores que esperaron hasta cinco horas para ver las cenizas de Castro a la salida de la ciudad de Bayamo, en la provincia de Granma.


Durante el trayecto, los restos del líder cubano fueron homenajeados, velados y hasta permanecieron unas horas junto a los de su compañero revolucionario argentino Ernesto Che Guevara en la ciudad de Santa Clara, escenario de combates clave de la revolución. Los homenajes en Cuba y otros países latinoamericanos contrastan con los festejos en Miami, donde cientos de miles de cubanos viven exiliados desde que Fidel y su grupo de guerrilleros instauraron un Gobierno comunista tras derrocar al dictador Fulgencio Batista en 1959.


A pesar de que el Gobierno de líder cubano haya sido reconocido por su sistema de salud universal y por lograr casi la erradicación del analfabetismo, la Cuba que deja Castro también es criticada por mantener a raya a la oposición e instaurar un régimen de partido único.


Para Olbert Estrada, un militar de 53 años, los logros fueron superiores a los fallos, en un continente muy rezagado en educación y salud. “Hay que ser agradecido con Fidel. Nosotros somos cinco hermanos y el único que estudió fui yo porque nací después de la revolución”, explicó Estrada.


En sus últimos años, Castro cambió su clásico uniforme militar verde olivo por pantalones y deportivas y abandonó sus discursos por la pluma para criticar esporádicamente a su enemigo ideológico Estados Unidos, con quien su hermano restableció relaciones diplomáticas en 2015 tras más de medio siglo de hostilidades.

 

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