Los forenses declaran que la mujer que causó el accidente mortal de Sara y Abraham era “consciente” de lo que hacía

Los forenses declaran que la mujer que causó el accidente mortal de Sara y Abraham era “consciente” de lo que hacía
El juicio se está celebrando en la sección compostelana de la Audiencia Provincial

Los médicos forenses que elaboraron el informe de imputabilidad de la acusada del accidente de tráfico que acabó con la vida de Sara Lampón Buceta y Abraham Muñiz Santos, afirmaron que Pilar Fernández Patiño era “conocedora de sus actos” y “consciente de lo que hacía” en aquel momento. Precisaron que “era consciente de que no podía conducir bajo los efectos del alcohol” y que el tipo de trastorno adaptativo mixto que padece es “muy común” como respuesta a una “situación de estrés”, pero que no afecta a la capacidad de tomar decisiones.


Así comenzó la segunda sesión del juicio contra la conductora del BMW procesada por el homicidio de esos dos jóvenes barbanzanos. Del historial psiquiátrico de la acusada, la forense aseguró que refleja que “toma alcohol desde su infancia”, que realiza consultas “irregulares” y su poca constancia en la medicación. Y refirió una anotación de una de sus psiquiatras en su historia clínica en la que le “insisto en la necesidad de abstinencia absoluta”, para no mezclar fármacos con alcohol.


Al remate de la sesión se leyó el informe forense que recoge que la conducción de la acusada debía estar afectada ese día por el nivel de alcohol junto con los fármacos que tomaba. Pese a ello, precisa que su capacidad de conducción estaría “igualmente alterada” si no hubiese bebido alcohol, ya que la medicación pautada provocaba “somnolencia”. El guardia civil que elaboró el atestado del accidente certificó que la acusada invadió con su coche el carril contrario y colisionó contra una barandilla ubicada en el margen izquierdo. Además, le mostró al jurado fotos de la zona, asegurando que la curva “no es peligrosa si se toma a una velocidad adecuada”. El grupo de reconstrucción de accidentes de la Guardia Civil en Madrid, que intervino por videoconferencia, estimó que el coche de la acusada iba a una velocidad superior a 130 kilómetros por hora en el momento de la colisión.


Además, una conductora que iba con su coche hacia Ribeira seguida por un todoterreno dijo que vio al vehículo de la acusada justo detrás, invadiendo reiteradamente el carril contrario, “como si quisiese adelantar”, detalló. Y agregó que esas maniobras obligaron a los vehículos que iban hacia A Pobra a “salir de la carretera” para no colisionar, y que esa situación le generó tanto “miedo” que paró unos segundos en el aparcamiento de un local comercial para dejar que el BMW la sobrepasase. “Tenía miedo que se viniese sobre mi, porque salía todo el rato hacia el carril izquierdo”, precisó. Por su parte, la conductora que circulaba detrás del Seat León de los fallecidos certificó que la acusada invadió el carril contrario en una curva y, entonces, colisionaron.


Igualmente, declaró una mujer que se cruzó con la acusada poco antes de los hechos, cuando se disponía a atravesar un paso de peatones y el BMW pasó a gran velocidad y sin parar. Añadió que, con anterioridad, ella y un familiar vivieron otro episodio en el que la procesada invadió su carril. “Casi nos embiste”, recalcó. Dos vecinos de la zona donde ocurrió el accidente manifestaron que poco antes del siniestro vieron pasar por la vía el coche de la acusada a “demasiada velocidad”. Y declaró la camarera de un restaurante de Ribeira que aseguró que atendió a la acusada el día del accidente, algo que ella negó en su declaración del lunes. Precisó que la acusada entró sola y pidió “un vino”, que ella no le sirvió al considerar que “no estaba bien para seguir consumiendo alcohol”. “No se le entendía muy bien cuando hablaba”, recalcó. 

 

“Si ella venía mal, el accidente acabó destrozándola”, declaró uno de sus hijos

En la segunda sesión del juicio comparecieron como testigos dos hijos de la acusada, que explicaron que el día del accidente percibieron que ella “se encontraba mal” y “mareada” y que le recomendaron que se acostase a dormir. El mayor reconoció que le dijo al mediano que escondiera las llaves del coche para que “no anduviese por ahí”, dado que la veía en mal estado y reconoció que vio a su madre varias veces ebria. Pese a ello, él y su hermano aseguraron que, cuando ellos viajaban en el vehículo, su madre conducía “con normalidad” y “respetando los límites de velocidad”. Ante el tribunal, narró que su madre fue víctima de malos tratos por su exmarido, que llegó a agredir al hijo mediano, y fijaron en el momento de su separación, en 2017, la aparición de sintomatología ansiosa y depresiva que llevó a su madre a la consulta del psiquiatra y a recibir medicación. Un hijos explicó que el accidente la dejó “destrozada”. “Si ella venía mal, el accidente acabó destrozándola”, precisó el otro hijo.

Los forenses declaran que la mujer que causó el accidente mortal de Sara y Abraham era “consciente” de lo que hacía

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