El albergue y el transporte marítimo para el Remonte triplican afluencia en tres años

El albergue y el transporte marítimo para  el Remonte triplican afluencia en tres años

El albergue de peregrinos de Vilanova y su transporte marítimo hasta Pontecesures comenzaron en los últimos días la temporada. Lo hacen con la expectativa de alcanzar una afluencia de 1.600 personas y no parece tarea difícil, comenta uno de los voluntarios, Joaquín Fontes, ya que en los tres años que llevan en marcha han conseguido triplicar el número de personas que hacen uso de este servicio. Así, en el primer ejercicio de apertura atendieron a unas 390, 700 lo hicieron en la segunda campaña y ya el año pasado alcanzaron las 1.200.
Ayer mismo embarcaban en su zódiac a un grupo de doce peregrinos portugueses y un finlandés, pero ya desde Semana Santa hicieron uso de este mecanismo cerca de medio centenar de personas e incluso cuentan con reservas para el verano.
El funcionamiento es tan sencillo como atractivo. Los peregrinos que eligen la llamada Variante Espiritual salen de Pontevedra y terminan la primera jornada de viaje en A Armenteira. De allí bajan por la “Ruta da Pedra e da Auga” hasta el albergue de Vilanova. Unos deciden seguir periplo a Compostela por tierra, pero el Concello y la asociación sin ánimo de lucro Caminos Históricos brindan la posibilidad de transportar a los romeros por la ruta marítima, con el llamado Remonte del Ulla, hasta Pontecesures, emulando el recorrido que, según la tradición, siguieron los propios restos del apóstol Santiago. 
El viaje no estipula ningún precio, pero la “voluntad” de los peregrinos es siempre generosa, lo que contribuye a mantener el funcionamiento de este servicio. La asociación dispone de una pequeña embarcación y cuenta con la colaboración de otra mayor con puerto en O Grove cuando es necesario. Para grupos grandes buscan el concurso de algún catamarán, como ya ocurrió en años anteriores. 
“A ruta directa ata Pontecesures pode levar uns vinte minutos, pero nós facémola nunha hora e cuarto”, explica el voluntario. Así resulta porque no se ofrece un simple transporte, sino una experiencia completa, con paradas cerca de alguna batea de mejillón en la que haya algún barco trabajando, para enseñar estas labores; otra frente a Corteda, más en cada cruceiro del Ulla y aún otra en las Torres de Oeste.

El albergue y el transporte marítimo para el Remonte triplican afluencia en tres años

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