Alfonso Padín | “A xente estaba aterrada, había que arrancalos das cordas das bateas”

El navalleiro grovense Alfonso Padín es uno de las decenas de marineros que ayer no dudaron ni un momento y se hicieron a la mar para rescatar a los supervivientes del incendio del “Boramar”, que tuvieron que saltar para evitar ser pasto de las llamas. Estaba en el puerto, realizando tareas de mantenimiento en su lancha cuando un compañero le avisó. Fue de los primeros en llegar, porque lo suyo es una planeadora, y la imagen que se encontró era desoladora. “Había xente na cuberta que non se atrevía a saltar e houbo que gritarlle para que se tirasen e outros estaban amarrados ás cordas das bateas e houbo que arrancalos para subilos a bordo porque non se querían soltar. A xente estaba aterrada”, manifestó. 

Detalles
Padín rescató a nueve personas y cree que entre ellos estaban los dos heridos más graves, un matrimonio de Guadalajara, de 70 y 68 años, que fueron trasladados a la Unidad de Quemados de A Coruña. “Tiñan todo o corpo queimado, a pel con feridas abertas, as ropas pegadas ao corpo e tamén os chalecos salvavidas, que estaban derretidos”, contó.
El navalleiro relató también los momentos de angustia vividos entre algunos supervivientes que no veían a sus familiares en las inmediaciones. Se acordó del caso concreto de una mujer que, cuando la estaba izando, volvió a tirarse al mar. “Estaba chorando e non deixaba de repetir que lle faltaba o seu fillo”. 
En tierra también se vivieron algunos de estos momentos. Algunos evacuados no encontraban a sus seres queridos y muchos tenían los móviles mojados, con lo cual no podían llamarlos. En este caso, fue muy importante el trabajo de Guardia Civil y los sanitarios del 061 y de los psicólogos desplazados  al lugar, como una técnica que tranquilizaba a un herido en busca de su familia. “Están bien, están allí”, le decía señalando una ambulancia. 
Él y otros marineros, particulares en lanchas, tripulaciones de otros catamaranes y, prácticamente todo grovense que ayer tuviera un barco a mano, echaron al mar chalecos y aros para ir ayudando a quienes no se pudieron agarrar a una batea. De hecho, seguramente su rápida reacción salvó muchas vidas. 
Padín también hizo mención a un joven tripulante que le ayudó y cree que sin él no hubiera podido hacer tanto. “Era unha persoa atlética e axudoume a subir á xente”, explicó. Tras dejar en tierra a esos nueve supervivientes, el navalleiro regresó a la zona del siniestro porque había un tripulante de la embarcación que quiso regresar para cerciorarse de que se salvaba a todo el pasaje. 
Estos improvisados rescates no fueron tarea sencilla, sobre todo los realizados cerca de la embarcación en llamas debido al espeso humo y a las virutas y restos que iban cayendo al mar. 
El alcalde de O Grove, José Antonio Cacabelos, destacó esta ola de “solidaridad” de los marineros y de otros vecinos que ayudaron en el dispositivo, estando incluso de días libres (en el caso de sanitarios, emergencias y autoridades).

Alfonso Padín | “A xente estaba aterrada, había que arrancalos das cordas das bateas”

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