10º-22º
miércoles | 24 abril | 2024
El excontable de la Cofradía de Pescadores de San Martiño de O Grove no irá a la cárcel tras la sentencia de la Audiencia Provincial en la que se le condena a un año y medio de prisión por malversación de caudales públicos, tal y como solicitó el Fiscal al conocer el veredicto del jurado popular sobre el juicio celebrado el pasado mes de noviembre.
El acusado, Fabricio F.A. deberá indemnizar al pósito meco con una cantidad de 28.000 euros y a una aseguradora con otros 7.000 euros. Además, la sentencia le impone tres años de inhabilitación laboral y el pago de las costas procesales.
La sección segunda de la Audiencia tuvo en cuenta las atenuantes de confesión del acusado, dilaciones indebidas y su caso de ludopatía, así como la agravante de abuso de confianza.
En el fallo, la Audiencia destaca también que el condenado admitió que hizo diversas transferencias de las cuentas de la entidad a las suyas.
“El sospechoso, según consta en la sentencia, ideó a principios de 2009 un plan para ir haciendo suyas diversas cantidades de dinero propiedad de la Cofradía de Pescadores que tenía a su cargo y disposición”, apunta el dictamen.
Ludopatía
El veredicto de la Audiencia coincide con la resolución del jurado popular y la petición del Fiscal David de la Fuente tras el juicio que se celebró durante seis días y en el que Fabricio F.A. admitió haberse apropiado de los 190.000 euros retirados en las entidades bancarias Banesto y La Caixa durante su etapa como contable en el pósito.
Fabricio F.A. se sentó en el banquillo acusado de la apropiación indebida de 580.000 euros de las cuentas de la Cofradía de Pescadores de San Martiño de O Grove durante los años 2009 y 2010, cuando él mismo se encargaba de las cuentas de la entidad, causa que no ha podido ser probada al considerar el jurado popular que “los testimonios prestados durante el juicio pusieron en evidencia que otras personas tenían acceso a la caja de la pescadería que gestionaba la cofradía o de la “caja azul” en la que el pósito recauda las cuotas de los socios”.
Además, dictaminaron que tampoco es culpable de la acusación de falsedad documental y, aunque aceptan que vulneró el derecho al deber de lealtad, no consideran probado que con sus actos hubiera provocado un grave prejuicio al Pósito. Del mismo modo, los miembros del jurado consideraron probado que el acusado tenía las facultades gravemente afectadas por sufrir un trastorno de ludopatía y que debe se debía aplicar la atenuante de dilaciones indebidas en el proceso, cuyos hechos se remontan a hace diez años.
Por su parte, el acusado siempre defendió que tenía sus capacidades mermadas por una ludopatía que le incitaba a jugar casi a diario en el Casino de La Toja y que su intención siempre fue recuperar el dinero y devolverlo a la Cofradía, pero que la “bola se hizo grande” y le resultó imposible, llegando a esta situación.
