Gil tacha de “incomprensible desencuentro” el divorcio entre el Capítulo y el Concello

Por primera vez en mucho tiempo, los actos solemnes del Capítulo Serenísimo do Albariño no contaron con la presencia de las autoridades municipales. Fue la crónica de un divorcio anunciado y que ambas partes han intentado llevar calladamente para no empañar la fiesta. Sin embargo, el presidente de Rías Baixas, Juan Gil de Araújo, calificó la sesión de investidura de Cabaleiros y Donas de un “tanto extraña” ante “incomprensibles desencuentros”, aunque “hemos superado los obstáculos” y se ha demostrado que “lo único importante de la fiesta es el vino de la DO”, añadió. Y no fue lo único, porque llegó a decir que “nadie tiene derecho a poner en riesgo la fiesta”.
La sesión se desarrolló, como siempre, en el Patio de Armas de Fefiñáns y sí estuvo el socio del cuatripartito, José Ramón Abal Varela, pero en calidad de bodeguero y químico, para recibir una Folla de Prata. Con todo, no participó en el desfile de cofradías y autoridades que sus compañeros consideran demasiado vinculado al PP. Llegó directamente al histórico pazo, al igual que el presidente de la Xunta y Gran Mestre del Capítulo, Alberto Núñez Feijóo.

paseo y elecciones en la do
Más de una veintena de cofradías de Portugal, España y Francia participaron en el paseo que este año se vio un tanto estrangulado por la presencia de puestos de la fiesta en la Avenida de Madrid. También se notó un bajón de público, pero el calor era tan elevado a esas horas que seguramente tuvieron más tirón las playas y las terrazas. Con todo, se escucharon aplausos a su paso y en un par de ocasiones, y esto no suele ser habitual.
El discurso de Gil de Araújo también sonó un poco a despedida. “Gracias a los que me han apoyado y me han respetado”, dijo. Y es que este año habrá elecciones al Pleno del Consello Regulador. Asimismo destacó el papel de la orden albariñense, como “institución fundamental y con la necesaria puesta al día debería seguir siéndolo”.
El discurso de Gil siempre es uno de los más directos –en más de una ocasión aprovechó para pedir a la Xunta ayuda contra los vinos fraudulentos–, pero no acostumbra a entrar en polémicas. Sin embargo, no dejó pasar el conflicto de la Ruta do Viño con la Diputación, que considera un “menosprecio” y una “áspera e injusta crítica” a una entidad con un “crecimiento sostenido anual del 10%”.
El presidente también avanzó que la cosecha no será la vendimia “grande que se necesitaba” y que con la aplicación de un plan integral de comunicación de casi un millón de euros, la denominación “ganará visibilidad en España y reforzará la fuerte promoción en el exterior”.
El acto de investidura fue casi insoportable debido a las elevadísimas temperaturas registradas ayer y que dejaron vacías muchas de las sillas situadas al sol, agolpándose los asistentes en las zonas de sombra. Además, el presidente autonómico ejerció con un tono más jocoso de lo acostumbrado, pero sin perder la solemnidad que caracteriza a estos actos.