Merchi Álvarez critica carencias de accesibilidad en la piscina y trabas al acceso de su asistente

Merchi Álvarez critica carencias de accesibilidad en la piscina y trabas al acceso de su asistente
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“Tentei ser paciente, pero nisto xa parece que nos toman polo pito do sereno”. La conocida cambadesa Merchi Álvarez, presidenta de GaliciAme y una infatigable de la lucha contra la enfermedad, denunció públicamente esta semana diversos problemas de accesibilidad y trabas que detecta en la recién abierta nueva piscina de Cambados para su uso por personas con alguna discapacidad. 

Lamenta desde problemas en el baño adaptado, falta de intimidad y de una silla plástica para aseo e incluso reparos para que pueda acceder al recinto con su asistente personal. Con tal motivo, ha recurrido tanto al Concello como al envío de comunicaciones a la empresa, aunque por el momento sin soluciones. 

Críticas públicas
La cambadesa esperaba como agua de mayo la reapertura de la instalación en su localidad, para así realizar ejercicios beneficiosos para su salud más cómodamente que desplazándose a municipios vecinos como Vilagarcía. 

No obstante, lo que parecía una mejora ha derivado en un rosario de incomodidades para ella. La joven terminó publicando un post en redes sociales y ayer explicaba también los problemas preguntada sobre el particular. 

Problemas
Ya antes de la reapertura del centro Álvarez preguntó en el Concello por las características de accesibilidad en el recinto. Todo parecía correcto, pero la primera sorpresa llegó en el día uno, cuando se encontró con un único baño adaptado, mixto, y con el hecho de coincidir con un anciano con discapacidad que también necesitaba hacer uso de la instalación. Desde entonces, cada vez que estos dos usuarios coinciden, el octogenario debe utilizar “o cuarto das curas”, lo que a la joven tampoco le parece justo. Como tampoco se lo parece el que le hayan dicho que no podía cerrar el baño cuando ella estuviera dentro, lo que provocó que le abrieran la puerta en alguna ocasión desde el pasil. La falta de taquillas complica también dónde dejar sus cosas. Pero no solo eso, ya que las características del baño, aunque adaptado, no sirven para ella, con  unas asas y silla atornillada demasiado baja que la obligan a desplomarse sobre el asiento cada vez que intenta sentarse o de “rompernos a espalda tanto eu como a persoa que me asiste” cada vez que se tiene que levantar. 

Igualmente, se complica tanto su aseo como la entrada en la piscina. Su silla es de metal y se oxida, por lo que no debería mojarla, pero en la instalación tampoco hay silla plástica al efecto. Merchi Álvarez señala que solo con esta adquisición, que estima en unos “50 ou 70 euros”, se solucionarían gran parte de los problemas, porque ella misma podría acceder con ella al vestuario femenino general, dejando el adaptado al otro usuario que lo necesita. El hecho de que después de un mes no solo no haya soluciones sino broncas frecuentes la hacen pensar en una “falta de vontade” de los responsables. 

Lo último, añade, fue cuando desde la gerencia se solicitó hablar con ella. Pensó que sobre los problemas denunciados, pero únicamente para indicar que la persona que la asistía no era de la plantilla y que, por tanto, debería pagar su propia cuota. Ante las crecientes discrepancias, añade la joven que pidió una hoja de reclamaciones, desaconsejándosele entonces esta vía e indicándosele que mejor redactase un escrito con sus peticiones para el buzón de sugerencias. “Isto non é unha cuestión de suxerencias, trátase dos meus dereitos”, subrayó. 

En este pasado día festivo no fue posible contactar con responsables del complejo.

Merchi Álvarez critica carencias de accesibilidad en la piscina y trabas al acceso de su asistente

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