Era la primera edición de la fiesta organizada desde el cambio de gobierno en Ribadumia y a cargo de una nueva comisión, por eso la pregunta era cómo respondería la localidad. Ayer despejó las incógnitas: Los asistentes volvieron a contarse por centenares. Las sillas, algo escasas, se ocuparon en minutos en la Carballeira de Barrantes, en un día de buena climatología que animó la afluencia. El banquete volvió a ser multitudinario y el vino corrió por centenares de litros y botellas.