CAMBADOS-Prenden fuego a tres furgonetas de una panadería aparcadas en calles diferentes

CAMBADOS-Prenden fuego a tres furgonetas de una panadería aparcadas en calles diferentes
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La Guardia Civil ha abierto una investigación para esclarecer el incendio de tres furgonetas propiedad de la Panadería Blanco (ubicada en Castrelo), en un acto claramente intencionado como demuestran las pastillas para encender barbacoas que se hallaron en los vehículos. Además, se encontraban aparcadas en calles diferentes, separadas casi por dos kilómetros de distancia. Dos de ellas sufrieron importantes daños y ayer, el propietario, que no desconfía de nadie, realizó el reparto como buenamente pudo, con la menos perjudicada y un turismo.
El primer incendio se produjo pasada la una de la madrugada en la calle Pays de Doll, en pleno casco urbano, y ante el domicilio familiar del dueño, Francisco Javier Blanco. Fue un vecino de la zona quien dio la voz de alarma y consiguió extinguir las llamas antes de que el fuego se cebase con la furgoneta de reparto. Blanco ya se encontraba en ese momento en la calle y descubrieron que entre la luna del coche y el capó había una pastilla de las que se emplean para encender barbacoas, un claro signo de que había sido intencionado. Sin embargo, cuando los voluntarios de Protección Civil abandonaban el lugar, tras asegurarse de que no las llamas no se reiniciarían, recibían un segundo aviso del 112 Galicia. Un particular alertaba de otro incendio en otros dos vehículos estacionados ante el negocio del mismo cambadés, en la carretera de Castrelo, a 1,7 kilómetros de distancia del otro. En este momento, el panadero no daba crédito a lo que estaba pasando. “Nunca me había pasado nada parecido”, declaraba ayer por la mañana, tras haber acudido al cuartel de la Guardia Civil a interponer la correspondiente denuncia, pero no desconfía de nadie.
El segundo incendio tenía los mismos ingredientes: pastillas encima de las ruedas y además, las furgonetas estaban aparcados en línea, pero demasiado pegados, como a propósito, para asegurar que las llamas se extendieran de uno a otro. En esta ocasión, los voluntarios tuvieron que sofocar el fuego que dejó inservible uno de los vehículos, mientras que el otro “podría tener el motor dañado, pero mientras no lo periten no sé exactamente como está y no podré hacerlo hasta que la Guardia Civil tome las pruebas necesarias”, explicó el empresario. De hecho, ayer por la mañana, haciendo de tripas corazón, puso en marcha la furgoneta menos dañada –presentaba quemaduras en la guantera y en el parasol– y con ella y un coche particular realizaron el reparto diario de sus productos por las viviendas habituales, “haciendo lo que pudimos, porque ahora lo que nos importa es atender a nuestros clientes, aunque es un contratiempo también para el bolsillo, porque tal y como están las cosas ahora, te tienes que meter en estos gastos...”, manifestó. Todavía no sabía cuánto le supondrá económicamente este asunto y ayer a última hora del mediodía estaba más preocupado por intentar conseguir otro furgón para poder trabajar hoy.
Blanco lleva en el negocio casi tanto tiempo como años tiene pues la panadería era de sus padres y tomó las riendas cuando estos se jubilaron.

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