Reportaje | Un homenaje en Reino Unido cierra el naufragio del Juan Ferrer 53 años más tarde

Reportaje | Un homenaje en Reino Unido cierra 
el naufragio del Juan Ferrer 53 años más tarde

Fue la mejor forma de cerrar una herida, abierta hace 53 años. Un viaje desde Galicia al suroeste de Inglaterra puso el broche este pasado fin de semana a la historia del Juan Ferrer, un mercante hundido el 23 de octubre de 1963 frente a la costa de Cornualles que se llevó por delante la vida de once personas, entre ellas, la de un vecino de A Illa, Domingo Vidal Blanco.
De aquella tripulación de quince gallegos y vascos se salvaron cuatro personas, pero solo una vive en la actualidad. Se trata de Benito Mayo (Muros), quien, junto a su hijo Javier, viajaron estos días hasta la localidad británica de Penzance para acudir al lugar donde, hace menos de un año, sus investigaciones y las de sus colaboradores ingleses lograron localizar la fosa común en la que fueron enterrados, casi un mes más tarde del naufragio, los cuerpos de los cuatro tripulantes que el mar más tardó en devolver: El del isleño y los de Manuel Corral (Corme, Ponteceso), Carlos Coello (Barakaldo) y Manuel Esperante (Serra de Outes).
 

Emoción y cobertura
El pasado sábado por la mañana, Benito Mayo se reunía más de medio siglo después con dos de sus rescatadores. Nim Bawden y Melvin McClary, los dos marineros ingleses que asistieron al Juan Ferrer que aún siguen vivos.
Fue un momento de emoción, como el que supuso poder tocar la lápida que, gracias a una colecta pública, han podido colocar sobre la fosa común con los nombres de los allí enterrados, rescatándolos de un olvido de cinco décadas.


Un sacerdote realizó una pequeña ceremonia y tomaron la palabra, además, dos de los protagonistas de este reencuentro y de la búsqueda de la tumba: Javier Mayo y Elaine Trethowan: Si él es hijo del superviviente, ella lo es de uno de los socorredores.
El rescate de la historia de la motonave Juan Ferrer sedujo también a la comunidad británica en esta zona, de ahí la cobertura que varios medios realizaron de los actos, entre ellos la BBC.


Poner nombre a su auxiliadora
Javier Mayo explicaba ayer que el fin de semana estuvo “cargado de emoción” y agradeció el “exquisito trato” recibido. “Fue realmente impresionante”.
Tuvieron tiempo de contemplar fotos de la época, de compartir inquietudes, rescatar historias e incluso de viajar en un barco de salvamento hasta el lugar del naufragio, para que Benito Mayo pudiera realizar una ofrenda floral en recuerdo de sus compañeros.
No obstante, el destino aún le guardaba una pequeña sorpresa. Su interés era el de poder conocer a unos vecinos de la zona que, según sus recuerdos, les habían dado cobijo en la noche del accidente. La búsqueda condujo a los gallegos hasta una granja próxima, donde les comunicaron que el hombre por quien preguntaban había fallecido. No así su mujer. A sus 96 años recordaba tanto el naufragio como sus labores de socorro y Mayo pudo conversar con su auxiliadora, a quien, por fin, tras tanto tiempo, pudo poner nombre: Dora Phillips.

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