El Rey Juan Carlos navega en el nuevo “Bribón”

El Rey Juan Carlos navega en el nuevo “Bribón”
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El Rey Juan Carlos visitó ayer Sanxenxo para navegar por primera vez en el nuevo “Bribón” del armador José Cusí, un barco clásico de once metros adquirido hace aproximadamente un mes en Loviissa (Finlandia).
 El monarca llegaba ayer poco antes del mediodía al Real Club Náutico. Allí le esperaban sus compañeros de tripulación Pedro Campos, Alberto Viejo, Roi Álvarez y Luis Saenz, entre otros.
 Anteriormente llamado “Ian”, el nuevo barco del monarca es una embarcación clásica en auge entre los años 20 y 40 y que fue incluso clase olímpica hasta los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952. Sólo existen unas 500 unidades en todo el planeta, de las cuales más de un centenar son competitivas o se han mantenido respetando los originales.
 Mauricio Sánchez-Bella es el armador del “Acacia”, barco gemelo del nuevo “Bribón”, en el que el Rey Juan Carlos compitió en Sanxenxo el pasado mes de septiembre después de siete años apartado de la competición. Él fue junto a José Cusí y Pedro Campos una de las personas que viajó con el monarca a Finlandia y explica por qué el “Ian”. “Se buscó un barco lo más parecido posible al ‘Acacia’, y tanto el mío como el nuevo ‘Bribon’ son del mismo diseñador, construidos en el mismo año y astillero”.
 “Es una joya. Completamente barnizado, bien mantenido y reconstruido con la máxima fidelidad, con un aparejo de velas y maniobra moderno y competitivo al máximo. La reacción de todos al verlo fue muy positiva. Lo tenían impecable y dentro de este tipo de barcos, que no hay muchos a la venta, era una opción muy atractiva”, comenta.
 Al contrario de lo que pueda parecer, Mauricio Sánchez-Bella destaca que estas embarcaciones son máquinas de competición y al mismo tiempo tienen un alto significado histórico: “Hay gente que se cree que este barco es un yate de recreo y no es así. Es más que competitivo. Don Juan Carlos es un aficionado tremendo a las regatas y en estos barcos se combinan perfectamente el competir con conservar algo que es un patrimonio cultural. Poder unir el aspecto competitivo con mantener viva una obra de arte de la vela es una de las cosas que más atrajo a Don Juan Carlos”.
Ayer en Sanxenxo se dio además una circunstancia muy especial y prácticamente insólita: Dos barcos gemelos en activo, el “Acacia” y el “Bribón”, se reencontraron después de 86 años separados. “Encontrar después de más de 80 años dos barcos iguales que han tenido vidas completamente diferentes es un caso único”, señala Sánchez-Bella. Algo que no ha pasado por alto el mundo de la vela clásica, que destaca el hecho de haber logrado reunir a los dos barcos. “Nos han escrito y llamado de muchos países diciéndonos que quieren ver fotos de los barcos juntos porque es un gran acontecimiento”, añade el armador del “Acacia”.  Ambos fueron diseñados por Gustaf Estlander, uno de los arquitectos navales escandinavos más exitosos del siglo XX. Una familia de Bilbao, los Allende, le encargó el “Acacia” y Estlander “hizo los planos de ambos con la idea de quedarse con el Ian, pero al año siguiente falleció, por lo que nunca llegó a navegarlo”.

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