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sábado | 20 abril | 2024
“Hai outras cousas da xestión do PP que aínda non se saben”. El teniente de alcalde Víctor Caamaño preludiaba así en el Pleno de esta semana un nuevo dato ahora revelado: La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) reclama al Concello de Cambados unos 40.000 euros en derechos no abonados que se remontan hasta el año 2008 en concepto de actuaciones culturales.
La información se conocía en plena disputa dialéctica con motivo de la aprobación, unánime, del plan de ajuste al que se ha visto abocado el Concello.El nacionalista se lo espetó al exalcalde Luis Aragunde como una herencia envenenada más en lo económico.
Las reclamaciones van desde conciertos del Albariño a entradas de teatro, en citas culturales a lo largo de todo el año y con especial relevancia en las anualidades de 2013, 2014 y 2015.
“Así é moi cómodo xestionar: Deixándolle estes paquetes aos que veñen”, reprochó Caamaño.
Luis Aragunde defendió las decisiones tomadas durante el anterior gobierno popular. Reconoció las exigencias de la SGAE, que conocieron a través de la carta de un bufete de abogados, pero indicó que se trata de reclamaciones que se extienden “á maioría dos concellos” desde hace unos años.
Es más, tras tener conocimiento de estas reivindicaciones, los populares consultaron si merecía la pena pleitear: “Todos nos recomendaron non facelo, porque sería difícil gañar e, ao final, teriamos que pagar, sumando intereses”. Así que, según el conservador, pactaron un plan de pagos con al Sociedad General de Autores, que ya habían comenzado a abonar.
El portavoz del gobierno, Xurxo Charlín, niega tal extremo, no obstante. Afirmó en el mismo Pleno que “non existía plan de pagos” y lo único con lo que se habría encontrado el nuevo ejecutivo es con la exigencia de abonos de la entidad. “E máis cousas, eh? Xente que ven e di que lles prometérades pagar por un muro do polígono, empresas que reclaman que se fixeron viais e beirarrúas... Cousas moi raras”, sin papeles de por medio, de palabra, insinuó Charlín. “Ao principio asustábame do que viña pola porta”, concluyó, “pero xa me estou a acostumar”.
