Una superviviente: “No podía soportar la idea de morir quemada y salté al mar. Hemos vuelto a nacer”

Una superviviente: “No podía soportar la idea de morir quemada y salté al mar. Hemos vuelto a nacer”
Diario de Arousa-2018-07-25-006-ce47a103

El catamarán estaba repleto de turistas que se disponían a pasar una tarde de ruta por la Ría de Arousa. Había salido del puerto hacía las tres y media de la tarde con rumbo hacia Cambados, pero hizo una primera parada al norte de A Toxa para mostrar las bateas. Entre ellos había extranjeros, muchos visitantes de Madrid y familias con niños (8 pasajeros eran menores), que ayer sentían que habían vuelto a nacer. Así lo explicaba una vecina de Majadahonda, que prefirió mantenerse en el anonimato, pero quiso contar su historia y, sobre todo, agradecer la reacción del patrón que “controló la situación” en cuanto comprobó que el avance de las llamas solo les dejaba una escapatoria: saltar al mar. Pero también a todas las personas que les ayudaron. “La gente de aquí es maravillosa”, exclamó.

Un “disparo” en la planta baja
La madrileña relató que se encontraba en la parte superior del barco con su marido y sus dos hijos menores cuando escuchó como un “disparo” en la parte de abajo e inmediatamente empezaron a surgir “enormes llamas y un humo tan denso que no podía respirar. En ese momento pensé que íbamos a morir”. Uno de sus hijos contó que estaba medio dormido y le despertó ese ruido, pero en un primer momento “pensé que habíamos chocado contra algo o que se había caído una botella de la mesa”. El pánico por salir del barco en llamas separó a la familia. Mientras ella se deslizó por una pieza donde está el nombre del barco para tirarse al mar, sus parientes saltaron por otro lugar. “Vi que se empezaban a tirar otras personas, la gente estaba gritando y cada vez había más llamas y pensé que no quería morir, no podía soportar la idea de morir quemada”, relató. Sus hijos tenían golpes y su marido iba a ser sometido a una radiografía por si tenía lesiones internas. De hecho, prestó su testimonio a la salida del PAC grovense, donde fueron atendidos. 

“Podíamos haber muerto”
Cuando estaba a salvo, agarrada a un salvavidas, encontró a sus familiares y ahí “te echas a llorar porque podíamos haber muerto todos. Hemos vuelto a nacer”. El último en saltar fue su hijo más mayor y el pequeño añadía que estaban a pocos metros de las llamas. De hecho, muchos de los heridos presentaban ayer quemaduras superficiales. También esta turista, que se quemó la palma de la mano al apoyarse en el recalentado casco del catamarán. 
El incendio se propagó tan rápidamente que casi no dio tiempo a reaccionar y se vivieron momentos de mucha tensión. Relató esta mujer que el patrón “lanzó a un niño al agua y se quedó hasta el final junto a otro tripulante porque muchos pasajeros no querían saltar al mar”. 
La madrileña quiso destacar su coraje por encima de los hechos, pero también la ayuda de marineros, vecinos, hosteleros, restauradores.... Que hasta les prestaron ropa para combatir el frío una vez que ya estaban en tierra. De hecho, esta familia espera continuar con sus vacaciones, una vez que solucionen el problema de haber perdido toda la documentación y tarjetas, que se quedaron en una mochila que perdió cuando huía del fuego. Se hospedan en Poio, pero ayer habían decidido pasar el día en O Grove. “Fue una mala casualidad, pero también una suerte encontrarse con esta gente. La gente de aquí es maravillosa”, insistió.
Ayuda de otros turistas
El resto de compañías de barcos turísticos de pasajeros tampoco dudaron ayer en echar una mano al “Boramar” y se apuntaron hasta otros turistas como Sonia Fernández, de Madrid. Por la mañana había hecho uno de sus viajes y el accidente le pilló en el puerto y no titubeó: se subió a una de esas embarcaciones para ir a ayudar. “Primero empecé a ver humo y luego gente saltando –el siniestro tuvo lugar cerca de la costa–, así que nos montamos para ir a echar una mano. Fue todo muy rápido, en cuestión de minutos estaba envuelto en llamas”, relató.
La recepción de heridos se concentró en el muelle de pasajeros y allí se podía ver a mucha gente cubierta con mantas y sábanas de hoteles, a hosteleros llevando a agua y también cabe destacar a las collareiras que tiene sus puestos en él y no dudaron en prestar sus sillas y sus mesas y en dar ánimos a los supervivientes. 
En esta zona se concentraron también muchos curiosos y vecinos preocupados por los conocidos, como la tripulación de la empresa Cruceiros Rías Baixas, propiedad del que fue responsable de la asociación de barcos de pasaje, según contaban algunos vecinos. Estos mismos destacaban que son gente con amplia experiencia –la empresa funciona desde 1981–. 
Entre ellos el concejal del BNG Heladio Outeiro quien también siguió el dispositivo desde el muelle y también subrayó la suerte de que los hechos ocurrieran en aguas anteriores, por lo que pudo hacerse un rápido rescate y traslado a tierra de los heridos. l

Una superviviente: “No podía soportar la idea de morir quemada y salté al mar. Hemos vuelto a nacer”

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