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jueves | 18 abril | 2024
La Consellería de Educación inició ayer el ansiado derribo de las ruinosas casas de los maestros del colegio Magariños y una comunidad de propietarios de la Rúa Otero Pedrayo, adyacente, ha pedido al Concello que realice las gestiones oportunas para aprovechar la obras y la reconstrucción del muro perimetral y ampliar su calle hasta los 10 metros. Lo consideran necesario para solucionar los “problemas” actuales con que se encuentran para maniobrar los coches de los garajes y también de cara a la futuro del vial, que solo tiene una fila de aceras, pero dos de aparcamientos, y no tiene salida.
Los propietarios registraron un escrito en el Ayuntamiento para que dé los pasos necesarios. Cabe recordar, que ya concedió la licencia municipal de obras para el derribo con condicionantes como que, cuando se proceda a reconstruir el muro de cierre de las instalaciones escolares, la empresa adjudicataria debe presentar un plano de las alineaciones “realmente existentes no ámbito do proxecto” para que los técnicos le den su conformidad en base a las Normas Subsidiarias.
Defienden que solucionaría problemas actuales y beneficiaría a su futura apertura a la Avenida do Salnés
Esto significaría dejar la calle con un ancho de ocho metros y estos vecinos consideran que se debería aprovechar la circunstancia para ampliarla en dos metros más. El bipartito tiene previsto abrir este vial hacia la Avenida do Salnés con un plan especial para el desarrollo urbanístico de esta zona, pero se trata de una iniciativa que, como mínimo, conllevaría un año.
Petición del BNG
Pero además, de no tomarse medidas ahora, se podría hipotecar ese futuro. El BNG señalaba en enero que “de consolidarse a situación actual, a futura apertura da rúa suporía ter que suprimir toda a fila aparcadoiro existente”. Fue en un escrito registrado en el Consistorio y en un tono parecido al vecinal; que se aprovechara la obra para construir la fila de aceras que le falta a un margen de esta calle –el pegado a la finca escolar– y para ampliar las de Emilia Pardo Bazán, sobre todo en un tramo donde “son ridículas e insuficientes” para una movilidad universal, explicaba su portavoz, Víctor Caamaño.
Detalles del proyecto
La demolición de las antiguas viviendas de los profesores comenzó ayer. El proyecto fue adjudicado a la empresa Sergonsa Servicios por un precio de 113.335 euros y un plazo de ejecución de tres meses. Este contempla la demolición de las 10 ubicadas en la parte de atrás del colegio y, de hecho, ayer casi no quedaba ni rastro de ellas. Las otras dos, más próximas a la Avenida de Vilariño, se mantendrán para usos vinculados al funcionamiento del colegio.
Una vez demolidas se actuará en el terreno para su conversión en patio escolar. Son más de 900 metros cuadrados liberados y la directiva no descarta aprovecha para crear un huerto escolar. El proyecto también recoge el sembrado de césped y la sustitución de todo el tramo de muro de la parte norte, construyendo uno nuevo con sillares de granito y una verja metálica siguiendo el diseño del resto del cercado. El de la parte este se saneará y en todo el perímetro se instalará un sistema de drenaje para evacuar las filtraciones de agua del terreno. También está previsto realizar trabajos de poda de los árboles existentes en los terrenos.
Hace años que la comunidad escolar viene pidiendo la eliminación de estas casas pareadas de planta baja y unos 60 metros cuadrados y que se encontraban en muy mal estado al llevar tiempo sin un mantenimiento adecuado porque estaban deshabitadas y, de hecho, para actuar se estuvo esperando a la marcha de los últimos inquilinos. En los últimos tiempos estaban en estado ruinoso y eran un foco de acumulación de basura y de uso indebido por parte de los vándalos.
