VILANOVA - El conflicto en el geriátrico suma una reclamación de la familia de una usuaria

VILANOVA - El conflicto en el geriátrico suma una reclamación de la familia de una usuaria
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No había ninguna reclamación por escrito, hasta ahora. En medio de la tormenta laboral y empresarial en la Residencia Valle-Inclán de Vilanova de atención a la tercera edad, ayer una familiar de residente quiso hacer público su caso. Se trata de María del Rosario Acha, que aseguró que, además, emprenderá ahora una denuncia ante Sanidade e incluso amenaza con una huelga de hambre para protestar por la situación en la que se encontraría su madre en el geriátrico.
La reclamación la puso el día 3, tras conocer que se realizaron labores de pintura y tratamientos en la zona de ducha, con la anciana de 85 años, que padece alzheimer, dentro de la habitación. “Había un olor que no se puede imaginar”, explicaba la hija de la residente.
La anciana es una de las usuarias que lleva más años en las instalaciones, camino de siete. “Nunca hubo problemas, hasta la entrada de la nueva gerencia”. La trasladaron en los últimos tiempos a la habitación 147, de la que su hija aportó fotografías del aparentemente deficiente estado de conservación de carpinterías, de humedades en el techo y del aspecto del espacio de la ducha, con carteles, además, prohibiendo su uso: “¿Dónde pretendían asearla?”, se cuestionaba la afectada.
“Todas las tardes visitamos a mi madre y somos nosotros los que le llevamos la merienda, porque allí solo le dan té con galletas. Nosotros le llevamos actimeles, natillas y cosas así”, protestaba esta familiar. “Yo me llevo bien con todos los cuidadores, con los que estaban y echaron y con los de ahora. Ellos solo hacen lo que les mandan”.
Tras el detonante del pintado con su madre dentro, decidió reclamar: “Con muchas dificultades para que me dieran el libro”.  La contestación que recibió de la empresa, según ella y varias extrabajadoras, es que “por qué no había reclamado antes, cuando la habitación estaba como estaba”. “Solo después de reclamar”, insistió, se trasladó a la anciana a otra habitación, para continuar las obras de mejora en la 147. “No pidieron ni disculpas”, protestó la mujer, que recuerda que su madre cuenta con una plaza concertada en la que, además del dinero de su pensión, la Xunta aporta capital público. n

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