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viernes | 19 abril | 2024
Un grupo de padres de niños usuarios de la Escuela Infantil municipal de Vilanova han recogido y presentado en el Concello unas 700 firmas para pedir que no se reincorpore a su puesto como cuidadora una empleada a la que, sin embargo, los tribunales han dado la razón en hasta tres ocasiones.
La preocupación de los progenitores surge a consecuencia de varios episodios de mordiscos entre niños pequeños que terminarían con amonestaciones de la empresa concesionaria de la guardería a la empleada e incluso su posterior despido, al responsabilizarla de aquellos hechos. Varias sentencias de los juzgados de lo social de Pontevedra, sin embargo, han revocado tanto la sanción más grave como el propio despido, que fue declarado nulo al considerar hechos de “ínfima trascendencia” los argumentados desde la dirección del centro para avalar el despido.
El grupo crítico de padres no está de acuerdo y por ello han planteado esa recogida, presentada en el Ayuntamiento en los últimos días, para intentar evitar que la empleada regrese a su puesto de trabajo, tal y como dicta la sentencia de nulidad de despido.
Las firmas y el escrito que se acompaña entraron por registro en el Concello hace unos días. Fuentes del gobierno local indican que tal documento, aún avalado por estas rúbricas, no puede tener más recorrido al tratarse de una cuestión sobre la que ya se han pronunciado de manera clara los tribunales, amparando a la cuidadora y tirando las tesis críticas, por lo que es obligado hacer cumplir y respetar la Ley. Los promotores de la recogida de firmas, con todo, no descartan otras acciones.
mordiscos
Los hechos más relevantes que enfrentan a las partes son unos episodios de mordiscos entre niños del centro (los mayores tienen tres años, los más pequeños solo meses). Según admiten todas las partes consultadas, uno de los niños pequeños a cargo de la cuidadora habría propinado varios mordiscos a otros. La propia madre del pequeño había avisado de este comportamiento previamente.
Una de las amonestaciones a la empleada llegó cuando los padres de otra menor protestaron por los mordiscos que habría sufrido su hija, hasta en tres ocasiones, por lo que la dirección del centro cargó la responsabilidad en la cuidadora con una falta grave. El niño mantenía su comportamiento y la empleada, a fin de poder cambiar, alimentar y atender a los otros pequeños, colocó en una trona al que amenazaba con morder a los demás.
Aquí difieren las versiones. La dirección cursó otra falta grave, muy grave por reiteración, al acusar a la empleada de dejar a este niño “todo un día sentado en la trona”. Los padres hablaron incluso de “atado a una trona”. Y la empresa acusó a la empleada de “desinterés” y “pasividad” en su atención a los pequeños. Pero tanto la cuidadora como la Justicia dicen otra cosa.
En primer lugar, el tribunal señala que “resulta, cuando menos, sorprendente” que “pensar que tener al menor en una trona, en la que puede jugar y estar perfectamente entretenido y vigilado, es algo así como un modo de maltrato”, como alegó la defensa de la guardería. “Porque el sentido común”, continúa la sentencia, “impone el tener que dejar a un menor en una trona ocasionalmente”. Y en segundo lugar porque “no se ha acreditado” que el niño permaneciese así todo un día. Es más, indica otro fallo que el niño estuvo en la guardería “desde las 9:30 de la mañana hasta las 13:15 horas”, por lo que “el cambio de hablar de todo un día a, en su caso y como máximo, de tres horas y tres cuartos, es notable”.
Así y todo, recoge una de las sentencias que “no hay constancia” de que la propia guardería “ofreciera una solución a la situación de desbordamiento que presentaba la trabajadora”, que habría motivado tener que dejar al niño en la trona para poder atender a otros pequeños.
¿maltrato o acoso?
Las partes, sin embargo, no se encuentran. Los padres críticos aseguran que no están tranquilos con la incorporación de la cuidadora, que por otra parte aún medita si lo hará o no, dado incluso una baja por ansiedad que le ha generado todo este “calvario”, explicaba ella misma. Desde un primer momento, la empleada quiso evitar polémicas, al asegurar que lo único que quiere es “trabajar en paz”. No obstante, algunos padres sienten temor por una posible mala atención a sus hijos y dicen estar “contentos” con la situación actual de la Escuela Infantil, de ahí que pidan a la administración que evite el regreso de la cuidadora.
En todo caso, lo que la Justicia considera es que hay un “clima de conflictividad que se ha traducido en la asunción por parte de la empresa de que la actora”, la empleada, “es una trabajadora molesta” por reclamar sus derechos laborales, que asegura fueron modificados en horarios, clases y salario tras la llegada de una nueva dirección.
Una de las sentencias a la que ha tenido acceso este diario declara nulo el despido, la otra revoca una suspensión de empleo y sueldo por los hechos de los mordiscos y la tercera obliga a restituir los complementos de salario que le fueron retirados a la mujer, reconociendo su antigüedad laboral desde 2001. “En 14 años no he tenido ni una falta y todas estas se produjeron en poco más de un mes”, subraya la empleada.
