Desigualdades sociales

Son momentos dramáticos para muchas familias de nuestro entorno de ahí la importancia de unir esfuerzos entre todos los colectivos sociales, independientemente de su ideología política o credo religioso, para que no carezcan de lo más esencial de cara a disfrutar de una mínima y digna calidad de vida.


Tenemos que ser más tolerantes y menos excluyentes sino queremos caer en un sectarismo endogámico que nos aleja de la realidad social que viven millares de familias de nuestro país por culpa de una sociedad fundamentada en la corrupción, el materialismo, la especulación y la creciente ruptura social.


Es enorme la brecha que separa a las diferentes clases sociales, las desigualdades, cada vez son más evidentes. Los ricos cada vez son más ricos y los pobres están más encadenados a la miseria económica.


Nada hay que perder, solo ganar si no hay miedo a reclamar, a las diferentes administraciones y gobernantes, el mantenimiento del estado de bienestar. 


Demasiado corporativismo está perjudicando a las víctimas inocentes de una crisis que no han generado y que en cambio les engulle por el injusto reparto de la riqueza y del mercado laboral. Unos pocos con sobresueldos y dividendos millonarios mientras una mayoría malviviendo del paro o del vergonzoso subsidio de los 461 euros mensuales.


Cada vez son menos las personas humildes y honradas. Sindicatos, partidos políticos, empresarios, financieros, jueces, una gran mayoría que quieren saborear las mieles del triunfo a través de un enriquecimiento injusto, a costa de lo que sea.


Para ellos el fin justifica los medios. Luego son los primeros en criminalizar a las clases populares y a la sociedad civil en general.

Desigualdades sociales

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