Los gobiernos bobalicones

Los gobiernos bobalicones se cansaron de decir que teníamos la mejor sanidad del mundo y debieron pensar que con esa proclama la sanidad ya no necesitaba más presupuesto, ni cubrir las plazas vacantes, ni la retención de profesionales con sueldos inadecuados. Por eso los nuevos profesionales, por falta de plaza, emigraron a otros países como Inglaterra o Alemania que les pagan más y saben valorarlos, cosa que aquí no tienen en cuenta nuestros gobiernos. Nuestra gente supo prepararse y gastamos recursos en ello y luego los perdemos por falta de visión política y cívica.
 

Junto a estas carencias y la privatización de la sanidad, nos encontramos con colas de  enfermos en espera demasiado tiempo a ser llamados para hacer una intervención quirúrgica que no admite esperas, dándose el caso que algunos cuando fueron llamados  ya estaban muertos. Una enfermedad cuando empieza, si no se trata empeora. La lógica nos dice que la atención médica a tiempo evita la muerte y reduce el gasto.
 

Siento vergüenza de tener unos políticos que no ven más allá de sus narices dejándonos colgados por falta de previsión y la mala gestión de los recursos nos llevó a esta situación desesperante por irresponsabilidad política. Los edificios solos no curan, pero hay políticos propensos a hacerlos a modo de propaganda política y quién sabe por qué más. Es función de los gobiernos prevenir el presente y el futuro, pero se dedican a destrozarse entre sí y destrozar los servicios públicos por mala gestión de los recursos.
 

Eso sí, no dejan de hacer grandes inversiones en edificios sanitarios, como el Zendal en la Comunidad de Madrid, mientras cierran otros centros sanitarios de primaria por falta de profesionales, que si estuvieran funcionando bien se evitarían colapsos en los hospitales como está ocurriendo y a la larga se evitarían gastos y desgracias humanas.
 

En las primeras décadas de la democracia se hizo mucho hincapié en que la atención primaria de la sanidad era primordial. Pero pasado el tiempo decayó encontrándonos con esta situación deplorable. Ahora, unos y otros se echan la culpa como viene siendo habitual en las nuevas generaciones de políticos bobalicones por falta de preparación para el cargo y por falta de sensibilidad cívica. Es verdad que las competencias de sanidad están transferidas a las comunidades autónomas, pero los gobiernos centrales debieran vigilar el cumplimiento de las normas establecidas. Los servicios públicos son más importantes que las discusiones identitarias.
 

Hace tiempo que la sanidad se vino abajo por culpa de la mala política de algunos gobiernos llevándose la palma la madrileña Ayuso que en vez de atender a los jubilados de las  residencias se dedicó a dar lecciones de gestión al resto de España como si ella tuviera competencias; mientras su comunidad carece de lo que presume.
 

Pero eso no exime de culpas a los demás gobiernos de todos colores en las demás comunidades autónomas de las carencias sanitarias como se está comprobando. Por lo tanto, a todos nos debe preocupar la situación actual de la mala sanidad. Para eso los gobiernos deben de trabajar en vez de tanto predicar.

Los gobiernos bobalicones

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