Rescatar la política o rescatar la sociedad

La política es un oficio en decadencia que necesita ser rescatado con urgencia por todos los que creemos en la humanidad porque si seguimos desprestigiando este oficio solo llegarán a él iletrados”. Lo dijo la consultora Blanca Carcasona hace algún tiempo y me temo que no todavía hemos rescatado ese noble oficio porque los iletrados han llegado en manada a todos los sitios públicos. El escritor Theodor Kallifatides pone en boca de Timandra, una mujer fascinante de la antigua Grecia, en la novela que lleva su mismo nombre, que “en un principio me cegó el oropel externo de la vida política, los epatantes discursos, las concentraciones entusiastas, las grandes promesas. Después, sin embargo, vi todo lo demás: la mezquindad, los engaños, las traiciones, las promesas olvidadas, las mentiras, las retóricas vacías, el interés personal, las venganzas...”. Lo podría haber escrito hoy otra mujer y valdrían las mismas palabras. Hemos avanzado poco en tanto tiempo y las pasiones que arrastra la política son siempre las mismas.
 

Estamos hablando todo el día de los políticos, ministros, diputados, que nos mienten sin rubor, cada cual con su ocurrencia y su falta de respeto al contrario; del vergonzoso espectáculo de la Justicia española, que los políticos quieren controlar, domesticar y someter, al menos en su cumbre, que hace que siete de cada diez ciudadanos crean que no es independiente, a pesar de que la inmensa mayoría de los jueces lo son cada día en sus sentencias; de influencers, tertulianos y de toda esa panda de personajillos que aparecen en shows televisivos casi siempre vergonzantes, cuando no vergonzosos, enseñando el culo -literalmente- o la pobreza de su imaginación y su escasa cultura; de los ofensivos millones que cobran algunos futbolistas -y que pagan los aficionados-; de las millonarias “ventanas” de algunos clubes de fútbol -un eufemismo para esconder el endeudamiento de un club a largo plazo- para pagar más dinero a esos mismos futbolistas; de la ruptura del juez Pedraz por whatsapp, en lugar de hablar de sus sentencias; de la irracional deriva del independentismo que perjudica, sobre todo, a los ciudadanos catalanes; y de tantas otras cosas, más o menos importantes, pero que nos dividen, nos enfadan y nos desaniman. Nos hemos olvidado también de la España vacía o vaciada y de la España vieja, los mayores.

Rescatar la política o rescatar la sociedad

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