Sánchez, sí, no y lo contrario

Desde que España vive en una democracia nunca conocimos un presidente más pendular o bipolar, según se mire, que Pedro Sánchez. De aquel “no es no” al “solo sí es sí” Sánchez nos ha procurado todo un catálogo de contradicciones que, siendo presidente del gobierno, se traducen en una inseguridad política y jurídica que confunden a propios y extraños, su fiabilidad es nula y la ciudadanía lo percibe con nitidez. Recordemos: “os imagináis la crisis de Cataluña con la mitad del gobierno defendiendo la Constitución y la otra mitad hablando de presos políticos en Cataluña” (Sánchez dixit), “no voy a permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas”(Sánchez dixit), “hubo un delito de rebelión y de sedición y tendrán que cumplir sus penas”(Sánchez dixit),”Torra es el Le pen de la política española y debe saber que la izquierda española va a estar enfrente de su política”(Sánchez dixit),”con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo repito 20 veces”(Sánchez dixit),”cuando yo digo algo, lo cumplo”(Sánchez dixit). Dicho lo dicho, repasemos, forzó un gobierno con el que él mismo dijo que no podría dormir tranquilo y no sé si medio gobierno defiende la constitución, pero el otro medio sigue hablando de presos políticos y de autodeterminación para Cataluña. Como sabemos, ha permitido que la gobernabilidad de España esté en manos de los independentistas a los que no duda en hacer todas las concesiones que le exigen para mantenerse en Moncloa. Hubo delito de sedición y rebelión, según el propio Sánchez, pero ya se encargó él de facilitar los indultos borrando el delito de sedición y rebajando el de malversación. Torra sería lo que fuera, pero ha conseguido muchos objetivos políticos porque Sánchez ha cedido a las demandas de los independentistas. Con Bildu pactó y sigue pactando, si quieren lo repito 20 veces y sobre lo de que cumple su palabra prefiero que lo valoren ustedes. Tampoco está de más recordar que, en sede parlamentaria Sánchez dio el pésame a Bildu por el suicidio en una prisión de un etarra que cumplía pena, más claro agua. Eso sí, cuando se refiere al pobre sacristán asesinado salvajemente por un yihadista en Algeciras se refiere a él como el hombre “fallecido”. Pero la línea gruesa, tantas veces cruzada por Sánchez, se ha visto superada con la ley del “solo sí es sí”. Un bodrio legislativo que ha procurado la rebaja de cerca de 300 penas a violadores y pederastas e incluso ha facilitado la libertad a delincuentes sexuales reincidentes que, no estando rehabilitados, se pasean por las calles para escarnio y humillación de sus víctimas. Hasta Manuela Carmena ha dicho que hay que modificar esa ley ya y que no hacerlo es solo por “soberbia infantil” de los legisladores. Esa ley, como todas, sale aprobada del consejo de ministros que Sánchez preside y él es el máximo responsable. Sánchez permite a Podemos que mantenga este texto tóxico y con ello, asume la responsabilidad absoluta sobre las consecuencias de la aplicación de este desastre de ley. Son muchos los esfuerzos que hace el gobierno por refrescar la memoria de los ciudadanos sobre cosas que sucedieron hace casi 100 años, pero tengo la sensación de que los votantes irán a las urnas en mayo con su memoria reciente bien fresquita. Sánchez recuerda a Manquiña en Airbag : igual que te dice una cosa te dice la otra. Que Manquiña me perdone.

Sánchez, sí, no y lo contrario

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